Tuesday, September 19, 2006
“Inaceptables: Epidemias y Consecuencias”.
Por Dr. Darsi Ferrer Ramírez, dir. del Centro de Salud y derechos Humanos
“Juan Bruno Zayas”.
Colaboración de Lic. Jaime Leygonier Fernández, periodista independiente.
Centenares de fallecidos y de miles de enfermos es el saldo que, hasta ahora, cobra la epidemia de Dengue que vive el país desde finales de Abril. Evento que comenzó por Santiago de Cuba y se ha extendido a todas las provincias del territorio nacional.
Como en ocasiones anteriores, la postura adoptada por las autoridades del gobierno es el SILENCIO, o sea, nada informan a la población acerca del desarrollo de la enfermedad y, como es lógico, tampoco ofrecen datos estadísticos al respecto, lo que contribuye a que no exista una percepción real del riesgo y aumenta las consecuencias a lamentar.
Se conoce que en Ciudad de la Habana, una de las provincias más afectadas, varios hospitales están destinados ha capacidad completa para el tratamiento de los pacientes graves, entre ellos, “Salvador Allende” y “Díez de Octubre”, así como salas del Instituto “Pedro Kourí” y de los policlínicos “Luis de la Puente Uceda” y “Raúl Gómez García”. Los niños son admitidos en el hospital “Leonor Pérez”.
Otras enfermedades transmisibles inciden en forma de brotes epidémicos a la par con el Dengue, tal es el caso de la Hepatitis, Conjuntivitis, Meningoencefalitis, Leptospirosis, Varicela, Virosis inespecíficas, etcétera.
La campaña de última hora para controlar la epidemia es un total fracaso.
Dentro de las causas del descontrol se combinan la carencia por parte del estado de una política sistemática de lucha antivectorial, el alto nivel de insalubridad en el país (vertederos de basura por doquier, deterioro de acueductos y alcantarillados y la contaminación y comunicación de sus aguas, obligación en los hogares del depósito de agua por irregularidad de su abasto, agua potable con pésima calidad por tratamiento deficiente, solares yermos y locales abandonados, mala manipulación de alimentos y negligencias en la inspección sanitaria de esas tareas).
Influye, además, la entrada a la Isla de miles de extranjeros por situaciones como la Operación Milagros con violación de los controles sanitarios normados internacionalmente, la irresponsabilidad y desorganización en el trabajo a todos los niveles comprometidos en la búsqueda de soluciones, la carencia de personal especializado y de condiciones para la realización de sus labores, entre otros factores.
Cuba tiene el antecedente de grandes epidemias en los años, 1977, que coincidió con el regreso de contingentes masivos de las guerras de África, en 1981, que constituyó la primera epidemia de Dengue hemorrágico diagnosticada en el continente Americano, en 1997, principalmente afectando la provincia de Santiago de Cuba, en 2001, con el mayor número de casos en Ciudad de la Habana y otras provincias del país, aunque todos los años se reportan brotes epidémicos importados o endémicos.
Complica aún más el cuadro de salud el desmantelamiento, no reconocido, del sistema de Atención Primaria, por la salida de alrededor de 30 mil médicos y personal de la salud a misiones de carácter político por países del tercer mundo, pues de tener esta labor una esencia humanitaria no abandonarían los servicios médicos nacionales dejando desprotegidos a los cubanos, a quienes no garantizan el derecho a una atención médica adecuada.
Desde hace meses los cuerpos de guardia de los hospitales y policlínicos están abarrotados de pacientes aquejados de síntomas alarmantes, como fiebre elevada (39-40 grados Celsius), dolores osteomusculares, cefalea intensa, dolor retroorbitario, postración intensa, rash cutáneo, etcétera. Enfermos estos desesperados por la carencia de médicos en los consultorios de la familia, la mayoría cerrados por falta de personal.
La insuficiencia de profesionales en medio de esta crisis de salubridad les provoca a los pocos que se mantienen trabajando sobrecarga de trabajo que no se les remunera, afectando su calidad de vida y la calidad de los servicios que ofrecen a la población.
Hecho que contrasta con el manifiesto interés de las autoridades del régimen de enviar personal y recursos a cuanta situación de salud ocurre en cualquier otra zona geográfica del orbe, incluso a países con altísimo desarrollo y posibilidades como los EEUU, a quienes recientemente se les ofreció la ayuda de miles de médicos y toneladas de recursos para paliar los efectos sobre la salud del Huracán Katrina.
Como es costumbre, la ineficacia del régimen para solucionar la crisis obedece en gran medida a no combatir las causas verdaderas que generan estas epidemias, lejos de asumir sus responsabilidades culpan al pueblo de la aparición y transmisión de esas enfermedades por la práctica de “indisciplinas sociales”.
Campañas anteriores contra el Dengue como la del 2001, lideradas por el exgobernante Fidel Castro, funcionaron de modo más coherente.
Desde 1959 el Sr. Fidel Castro concentró todo el poder en su persona, ahora su marcado deterioro y salida del escenario político afecta el funcionamiento de la vida nacional, incluso en el sector de la salud, lo que explica la actual inoperancia en la respuesta de las autoridades del estado.
La gravedad de la situación generada en la salud, su trágico costo para el pueblo, la violación de su derecho a ser informado de los peligros que sufre, la evasión de responsabilidades por las altas instancias, impunes ante su mala gestión, son hechos que exigen la destitución de los culpables, principalmente del ministro de salud pública, el Sr. José Ramón Balaguer Fernández.
Además, amerita la creación de una comisión para investigar las causas determinantes de las crisis y la implementación de medidas objetivas que solucionen y eviten este tipo de situaciones en el futuro.
Dado en la Habana, a los 18 días de septiembre de 2006.
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