Friday, August 10, 2007

¨Censurarán en Cuba documental de Maikel Moore¨.

Por Dr. Darsi Ferrer, dir. Centro de Salud y Derechos Humanos ¨Juan Bruno Zayas¨.


La Habana, Cuba, 6 de agosto de 2007.


No hay dudas de que las autoridades del régimen no permitirán a los cubanos de la Isla la posibilidad de ver el documental Sicko, dirigido por el destacado cineasta y aliado ideológico Maikel Moore.

Aunque parezca contradictorio, la propaganda que maneja el filme para descalificar el sistema de salud de EEUU y destacar las bondades del cubano, resulta subversiva en este país, por sostenerse con burdas mentiras que en nada representa el drama de la salud en Cuba.

Es conocido que el Sr. Fidel Castro salió en busca de un médico español cuando se agravó de su salud. Hace unos pocos años el anterior vice-ministro de salud Abelardo Ramírez se atendió en Francia, donde se operó el cáncer gástrico que finalmente le acabó la vida. De igual modo el neurocirujano Domingo, médico integrante del time personal del Sr. Fidel Castro y jefe de docencia del hospital CIMEQ, recurrió a los servicios oftalmológicos de Inglaterra para operarse su patología ocular, donde, además, mantiene seguimiento cada cierto tiempo.

Ellos y los demás jerarcas del poder disfrutan plenamente de todos los privilegios y recursos del país, ¿por qué será que ante sus problemas de salud muestran tan poca confianza en la competente medicina revolucionaria?

El sistema de salud cubano puede definirse con una palabra – caos -. La mayoría de las instituciones están en ruinas, con marcado deterioro constructivo y pésimas condiciones.

Cuando alguien es admitido en los hospitales debe proveerse desde la alimentación hasta el pijama, ropa de cama, vasos, cubiertos, cubetas, incluso en ocasiones se llega al colmo de que los pacientes están obligados a llevar bombillas eléctricas para alumbrase, materiales de limpieza para paliar la falta de higiene durante su estancia, así como gestionar de tras mano los medicamentos, reactivos y otros insumos para su tratamiento.

En todo el territorio nacional hay una gran carencia de profesionales de la salud. Las limitaciones para la población en general incluyen servicios básicos como ser valorado por un especialista, realizarse un simple ultrasonido, una radiografía, o un electrocardiograma, lo que resulta una odisea para cualquier paciente. Mencionar procedimientos más sofisticados como una resonancia magnética o tomografía axial computarizada es hablar de privilegios destinados para pocas personas.
Igual a la situación imperante en Sudáfrica en tiempos del apartheid, los cubanos sufren las consecuencias de la segregación impuesta de modo oficial por las autoridades del régimen.

Los extranjeros, los miembros de la nomenclatura y militares de alto rango disfrutan de excelentes servicios médicos en exclusivas instituciones de salud. Tal es el caso de: La Clínica Internacional Cira García, La Clínica Internacional de Retinosis Pigmentaria, El Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), El Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), La Clínica Koly, los mejores pisos del Hospital Almeijeiras, del Hospital Frank País, entre otros.

A diferencia de las instituciones destinadas para la población, en estos lugares donde a los cubanos se les niega acceso el servicio que se brinda es de excelente calidad, el personal médico tiene una alta calificación y preparación profesional, las condiciones son óptimas, con una higiene adecuada, televisión por cable, música indirecta, además, están abastecidos de todos los equipos, medicamentos y recursos necesarios.

A lo que falsamente el régimen denomina ¨misiones internacionalistas¨ no es otra cosa que la única posibilidad para el personal de la salud de obtener unos pocos dólares para satisfacer algunos de los apremiantes problemas con los que se sobrevive en el país.

En cambio, esos ¨internacionalistas¨ son explotados como mano de obra barata y se les obliga a ser partícipes de la manipulación de conciencias donde son enviados y a que propaguen el modelo totalitario de corte marxista-comunista.

Uno de los grandes logros que con mayor fervor se vende internacionalmente es El Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, cuya creación se le adjudica, como todo en Cuba, al Sr. Fidel Castro. Aunque este Plan constituye la base de la atención primaria, hace años que la mayoría de los consultorios están muy deteriorados, así como cerrados por falta de personal. Su desaparición no se reconoce por las autoridades pero tampoco buscan alternativas para sustituirlo. Hoy un médico de familia atiende entre 4 y 6 consultorios con la consiguiente impotencia de brindar ese servicio.

El principal problema que afronta el sistema de salud es la desmotivación de los profesionales pues no satisfacen siquiera las necesidades básicas con los ínfimos salarios que perciben, lo que implica un alto nivel de iatrogenias, deficiencias y negligencias en el trabajo cotidiano. Entre tanto, el sistema jurídico vigente no contempla la indemnización de quienes resultan perjudicados por los errores médicos.

También conspira contra la motivación del personal de la salud las limitantes impuestas para la superación, en este sentido, se les niega el acceso a la Internet, la libre participación en cursos y eventos internacionales, no existe literatura médica actualizada, ni facilidades de vínculo con los adelantos científicos que se desarrollan a nivel mundial.



De hecho, miles de médicos y otros trabajadores de la salud con aspiraciones de superación profesional esperan desde hace años ser ¨liberados¨ para marcharse del país. Estas personas se encuentran en calidad de rehenes del régimen y muchos con sus familiares en el exterior sufren por los traumas propios a la separación de las familias.

Es difícil entender que a estas alturas la población cubana no pueda disfrutar de las ventajas de la cirugía endoscópica, no cuente con la práctica de sencillas pruebas funcionales respiratorias para afrontar problemas pulmonares, las mujeres no tengan la posibilidad de ser sometidas a pruebas masivas de detección de cáncer de mama o cervico-uterino, que los ancianos y demás enfermos no tengan modo de conseguir aditamentos ortopédicos como bastones, muletas, sillas de rueda, camas fowler, los que en su mayoría están obligados a resolver por medio del envío de particulares desde el exterior.

El abandono de programas para el control de vectores, la falta de higiene con la presencia de vertederos de basura por doquier, la mala calidad del agua potable carente de tratamiento adecuado y contaminada con albañales en muchos lugares, la insuficiencia de alcantarillados y las frecuentes roturas de las redes de aguas residuales y albañales, convierte al país en un antro de enfermedades infecciosas. Todo el año se sufre de epidemias de dengue, leptospirosis, hepatitis, meningoencefalitis, y de parasitismos, escabiosis, pediculosis.

Las múltiples carencias incluyen todo tipo de medicamentos, incluso los esenciales. Las farmacias están desabastecidas y faltan medicamentos básicos como los analgésicos, antiácidos, vitaminerales, antibióticos. Solo las que venden sus productos en dólares para extranjeros quedan fuera de esta situación.

En el rejuego de las estadísticas las autoridades del régimen apelan a resaltar aspectos e intencionalmente ocultan el entramado acompañante a cada indicador. Se vanaglorian de la baja cifra de mortalidad infantil, sin explicar que se logra mediante una despiadada política de estimulación y práctica del aborto. Tampoco aclaran que los niños mayores de 1 año dejan de ser de interés político, a esos los privan del suministro de compotas al arribar a los 3 años de edad y a los 7 les quitan la leche. Manifiestan una elevada taza en la esperanza de vida sin abordar para nada la pésima calidad de vida de los ancianos. El índice de suicidios, desnutrición, bajo peso al nacer y otros no convenientes, además de falsearlos, los manejan como secreto de estado.

Para concluir, resulta curioso, aunque a nadie en Cuba sorprende, que el Sr. Maikel Moore escogiera el Hospital Almeijeiras para demostrar la excelencia del sistema de salud cubano. Es lógico que en los ruinosos hospitales de los cubanos de a pie no hubiese podido filmar su malintencionado documental.

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