Tuesday, March 25, 2008

¨A camisa quitada, dar el primer paso¨.

¨A camisa quitada, dar el primer paso¨.

Por Dr. Darsi Ferrer
La Habana, 22 de marzo de 2008.

La lucha pacífica en contra del totalitarismo en Cuba implica enormes esfuerzos. Tal sacrificio representa para muchos ser víctimas de represión policial, condenas a prisión, expulsión del trabajo, destierro, ostracismo, incluso la muerte.
Los resultados logrados hasta ahora son mínimos si tomamos en cuenta las aspiraciones de tan difícil empeño. Ni siquiera se consigue convertirnos en fuerza política representativa de la sociedad. La población a pesar de su creciente descontento con el sistema aún no se identifica con nuestras propuestas.
Sobran razones para reevaluar nuestra labor. En algo debemos estar fallando.
Diversos actores externos se ocupan de mediar en la búsqueda de soluciones a la problemática nacional, mediante los métodos que creen convenientes. Ejemplo de ello lo representan España y el Vaticano con su fórmula de acercamiento y de diálogo constructivo. Por otro lado están EEUU y la República Checa con la opción de presionar y de aislar al régimen.
En lo que para otros inmiscuirse en la situación cubana significa un compromiso moral o una cuestión ética, descontando los posibles intereses económicos o políticos, para el pueblo representa seguir encadenado, oprimido, sin esperanzas, o alcanzar la libertad, tener derecho a una vida digna, y a oportunidades de progreso.
El hecho de ser las víctimas directas de un sistema fracasado y excluyente nos convierte en los principales responsables de nuestro destino. Un buen comienzo a la hora de replantear nuestra situación sería buscar hasta dónde somos culpables de que nuestra labor no avance como aspiramos.
Para muchos una justificación es que no contamos con espacios ni medios para influir en amplios sectores de la sociedad. Sin embargo, si la oposición fuera reconocida por este tipo de gobierno la mayoría nos dedicáramos a vivir tranquilamente y a desarrollar nuestras profesiones en un marco democrático, sin necesidad de entregarnos a los asuntos políticos.
En menor o mayor medida insistimos en la estrategia de lanzar un proyecto del que estamos seguros, e intentamos convencer a los demás, de que es la solución para los cubanos. Cuando no progresa entonces aparecemos con otro proyecto el que vuelve a ser la solución.
Increíblemente ese fue el mismo método utilizado por los actuales gobernantes. Ellos se presentaron con el Mesías que traería el paraíso y, por el contrario, han convertido la bella Isla en un gulag y a los cubanos en entes que sobreviven en la miseria.
Una parte importante del trabajo que realizamos se orienta a buscar impacto en el exterior, mientras muchos de los proyectos lanzados desde el exterior consisten en recetas totalmente alejadas de la realidad interna.
¿Por qué no empezar por preguntarnos qué es lo que realmente quiere el pueblo? O quizás intentar comprender, ¿Qué es lo que NO quiere, valorando que sobrevive en condiciones extremas?
El aumento de los reclamos y de la inconformidad popular a nivel prácticamente generalizado, como se ve públicamente en las calles, transportes, centros de trabajo, universidades, demuestra que los cubanos no quieren seguir como están y poco a poco crece la exigencia por cambiar el rumbo de la situación que se sufre.
Es hora para la oposición de romper viejos esquemas. Se puede aprender de los errores. Hay que dar el primer paso en función de cambiar nuestra estrategia. Somos parte indiscutible de la sociedad, por lo que no debemos continuar aislados, se impone el vínculo con la población para llegar a constituirnos en fuerza política, en alternativa.

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