Friday, June 22, 2012
Radiografía del totalitarismo
Por Dr. Darsi Ferret
La Habana, Cuba. 19 de junio de 2012.
Los regímenes dictatoriales y, en especial, los totalitarismos, son modelos con un diseño estructural bastante primitivo, que se caracterizan por el poco margen para la creatividad o su evolución. Todos actúan del mismo modo. Se basan en la represión como método de sojuzgamiento y control social. En la práctica se apoyan en una policía política que constantemente reprime al 10 % de la población, y con ello infunden terror de modo indirecto al 90 % restante. En función de esa dinámica emplean enormes recursos humanos y materiales, y generan un considerable gasto al PIB nacional.
Aparentan ser omnipresentes, profesionales, eficientes y, sobre todo, invulnerables. Frente a las acciones conocidas y planificadas con antelación, la maquinaria represiva se desenvuelve muy bien, de manera aplastante. Sin embargo, se torna disfuncional a la hora de aplacar incidentes espontáneos, y pierde toda capacidad de respuesta si esos eventos llegan a ser de participación masiva.
Así quedó demostrado en la ex Alemania del Este, donde una simple declaración de un alto funcionario del gobierno, asegurando que se respetaría el derecho a viajar libremente de los ciudadanos, provocó que en su lado prosoviético de Berlín miles de personas se agolparan frente al muro que los dividía de los occidentales. Aquello se vino abajo en un lapso de minutos. La terrorífica Stasi, con toda su andamiaje intacto, no reaccionó, quedó paralizada.
Similar acontecimiento ocurrió con la temible Securitate en la Rumania de Ceaucescu, cuando en una concentración popular de reafirmación socialista alguien gritó consignas antigubernamentales y el contagio en los presentes terminó por desmoronar al régimen en escasos minutos. En la desaparecida Checoslovaquia, la represión desmedida de una manifestación estudiantil condujo a que al día siguiente se lanzaran también los adultos y, en solo cuestión de horas, pusieran fin al sistema dictatorial. Los hechos en Polonia se dieron de manera parecida, los trabajadores de un astillero se amotinaron, luego siguieron otros y finalmente obligaron al gobierno a sentarse en una mesa de diálogo que llevó a la celebración de elecciones generales donde el Sindicato Solidaridad de la oposición barrió con los oficialistas.
Más recientemente, en varias naciones Árabes se desataron protestas populares masivas en reclamo de libertades y, distinto a lo sucedido en los países de Europa del Este, sus gobernantes respondieron con una cruenta violencia. Muchos manifestantes fueron masacrados en las calles, y en el caso de Muanmar el Gadafi, llegó a la barbaridad de bombardear con la aviación a su propio pueblo. Como resultado de esas acciones despiadadas, la población salió más determinada a romper las cadenas de la opresión y sobrepasaron a los aparatos represivos en Túnez, Egipto y Libia, donde fueron derrocados los regímenes dictatoriales. Hoy en Siria, a pesar de que la población es atacada con tanques de guerra, morteros y otros armamentos de artillería pesada, el régimen ha perdido el control de los focos de sublevados, y el país se encuentra inmerso en una guerra civil, que terminará por destronar al genocida Bashar Al Assad.
La seguridad del estado cubana es parte de ese gigantesco y feroz mecanismo con pies de barro, e igualmente un día aparecerá la gota que derrame a la sociedad y queden petrificados, sin capacidad de respuesta. No se deben perder las esperanzas, la libertad está al asomarse en el horizonte del archipiélago antillano.
La Habana, Cuba. 19 de junio de 2012.
Los regímenes dictatoriales y, en especial, los totalitarismos, son modelos con un diseño estructural bastante primitivo, que se caracterizan por el poco margen para la creatividad o su evolución. Todos actúan del mismo modo. Se basan en la represión como método de sojuzgamiento y control social. En la práctica se apoyan en una policía política que constantemente reprime al 10 % de la población, y con ello infunden terror de modo indirecto al 90 % restante. En función de esa dinámica emplean enormes recursos humanos y materiales, y generan un considerable gasto al PIB nacional.
Aparentan ser omnipresentes, profesionales, eficientes y, sobre todo, invulnerables. Frente a las acciones conocidas y planificadas con antelación, la maquinaria represiva se desenvuelve muy bien, de manera aplastante. Sin embargo, se torna disfuncional a la hora de aplacar incidentes espontáneos, y pierde toda capacidad de respuesta si esos eventos llegan a ser de participación masiva.
Así quedó demostrado en la ex Alemania del Este, donde una simple declaración de un alto funcionario del gobierno, asegurando que se respetaría el derecho a viajar libremente de los ciudadanos, provocó que en su lado prosoviético de Berlín miles de personas se agolparan frente al muro que los dividía de los occidentales. Aquello se vino abajo en un lapso de minutos. La terrorífica Stasi, con toda su andamiaje intacto, no reaccionó, quedó paralizada.
Similar acontecimiento ocurrió con la temible Securitate en la Rumania de Ceaucescu, cuando en una concentración popular de reafirmación socialista alguien gritó consignas antigubernamentales y el contagio en los presentes terminó por desmoronar al régimen en escasos minutos. En la desaparecida Checoslovaquia, la represión desmedida de una manifestación estudiantil condujo a que al día siguiente se lanzaran también los adultos y, en solo cuestión de horas, pusieran fin al sistema dictatorial. Los hechos en Polonia se dieron de manera parecida, los trabajadores de un astillero se amotinaron, luego siguieron otros y finalmente obligaron al gobierno a sentarse en una mesa de diálogo que llevó a la celebración de elecciones generales donde el Sindicato Solidaridad de la oposición barrió con los oficialistas.
Más recientemente, en varias naciones Árabes se desataron protestas populares masivas en reclamo de libertades y, distinto a lo sucedido en los países de Europa del Este, sus gobernantes respondieron con una cruenta violencia. Muchos manifestantes fueron masacrados en las calles, y en el caso de Muanmar el Gadafi, llegó a la barbaridad de bombardear con la aviación a su propio pueblo. Como resultado de esas acciones despiadadas, la población salió más determinada a romper las cadenas de la opresión y sobrepasaron a los aparatos represivos en Túnez, Egipto y Libia, donde fueron derrocados los regímenes dictatoriales. Hoy en Siria, a pesar de que la población es atacada con tanques de guerra, morteros y otros armamentos de artillería pesada, el régimen ha perdido el control de los focos de sublevados, y el país se encuentra inmerso en una guerra civil, que terminará por destronar al genocida Bashar Al Assad.
La seguridad del estado cubana es parte de ese gigantesco y feroz mecanismo con pies de barro, e igualmente un día aparecerá la gota que derrame a la sociedad y queden petrificados, sin capacidad de respuesta. No se deben perder las esperanzas, la libertad está al asomarse en el horizonte del archipiélago antillano.
Monday, June 11, 2012
Antunez brutally beaten
From Capital Hill Cubans:
Senate Witness Arrested and Brutally Beaten
at 12:11 PM Monday, June 11, 2012
Pursuant to last week's testimony in the U.S. Senate Foreign Relations Committee, Cuban pro-democracy leader Jorge Luis Garcia Perez "Antunez" has been arrested and brutally beaten by the Castro regime.
According to Antunez's wife (in testimony this morning to Radio Republica), Yris Tamara Pérez Aguilera, he was arrested on Saturday afternoon, brutally beaten, doused with pepper spray until unconscious and violently removed from his cell by the authorities that evening.
Antunez has not been heard from since.
His wife believes this is in reprisal for Antunez's testimony in the Senate Foreign Relations Committee.
This serves as a stark reminder of what happens to Cuban activists who dare speak the truth.
Maybe it'll give some pause to those who applaud the Castro regime's apparatchiks when they travel to the U.S. on propaganda tours (thanks to the State Department's generous new visa policy).
For now, please join us in demanding Antunez's safe release.
El trayecto a la verdadera independencia
Por Dr. Darsi Ferret
La Habana Cuba. 11 de junio de 2012.
Tras medio siglo de peregrinaje por el rumbo totalitario, Cuba se va acercando justo a lo que más detesta y pretendió evitar el régimen militar: una relación económica, política, social y cultural cada vez más estrecha con los Estados Unidos. No por vía oficial, sino a través de redes creadas mediante relaciones tejidas por el interés familiar y humano. Situación que representa el paso fundamental hacia el fracaso conclusivo de todo un destino fabricado para un país.
Las fronteras de la Cuba del futuro ya se han ampliado exitosamente hacia la vecina nación que ostenta la mayor prosperidad de la economía de mercado en el mundo. Era lo natural, y se impuso a la larga. Sin embargo, no debió ocurrir de manera dramática sino guiada por una suave y lenta amalgama de intereses comunes, con avances y retrocesos, bajo gobiernos democráticos. Lamentablemente, se estableció por la vía del sufrimiento y del trauma nacional, aún en el campo minado de un proceso de desmontaje de la civilización.
¡Irónico final! El régimen ha envejecido con creciente rigor mortis, cubierto por las pústulas de su fracaso como un mal encavado retrato de Dorian Gray. Este resultado es el mismo que se intentó soslayar a fuerza de soberbia, crueldad y despilfarro. La anciana dictadura aún no se ha extinguido, pero ya nadie cree en sus gastados paradigmas de soberanía e independencia. Lentamente, impulsada por las mismas fuerzas de la Globalización que están cambiando al resto del mundo, la nación empieza el retorno del aberrante desvío impuesto por un grupo y secundada en diversas etapas por buena parte del pueblo en actual servidumbre. Es la clara derrota de todo ese delirio inasible denominado Revolución.
La absurda naturaleza de su proyecto va marcando cada vez más el derrumbe del régimen totalitario. Esta impresión la justifica el mero y vergonzoso hecho de que parasita las remesas que envía el exilio y su metástasis en Venezuela. Además, mediante el secuestro de la soberanía popular, y representándose a sí mismo como la nación, deja en evidencia tres hechos: que ciertamente no representa la verdadera voluntad y ruta que desea la sociedad en el presente; que al soberano, el pueblo, aplastado por el brutal sojuzgamiento y la miseria creciente, se le obliga a comportarse como un niño incapaz de reclamar lo que quiere; y que existe una dependencia total de sojuzgadores y oprimidos por fuentes externas de sustentación.
Quizás esta sea la más antigua razón que influye en el curso de la deriva nacional. Cuba nunca ha sido mayor de edad, o al menos, nunca ha llegado a crecer del todo, a sostenerse con sus propios pies y asumir sus defectos e intentar subsanarlos por esfuerzo genuino. La causa es la responsabilidad soslayada. Primero, por el férreo tutelaje español, luego por el atractivo modelo de crecimiento económico que trajo el apadrinamiento norteamericano (una etapa donde también se dieron los primeros pasos de soberanía, aunque por las consecuencias, no resultaron suficientes) y finalmente la larga etapa de servidumbre castrista. En todas estas fases, con la salvedad del próspero periodo con Norteamérica, la dependencia externa resultó pesarosa y lastrante. En la primera, por la explotación de las riquezas y la imposición de un régimen colonial caduco. En la última, porque la dictadura es totalitaria, explotadora y siempre se ha buscado un aliado que le sufrague su inoperancia, más sólo por estar interesada en su supervivencia, dejando cada vez más en el abandono al pueblo que oprime.
El actual escenario es el de la más frágil dependencia externa de la nación, con mostrada incapacidad de gobernar, y no de sojuzgar, de la tiranía militar. Y en este contexto es peor porque el régimen cubano quedó varado en las reglas que funcionaban dentro de la Guerra Fría. Por ese motivo, de alguna manera imprevisible, será sustituido por un nuevo orden más realista. Más, quizás también dejará como posible alternativa que el pueblo del archipiélago, menor de edad por demasiado tiempo, por inercia histórica pueda sentirse compulsado a arrimarse bajo la sombra de otra guía paternal. Sin embargo, de elegirse esa tendencia, la sociedad cubana repetiría la fórmula equivocada.
¿No será hora de considerar que para la nación llegó el momento de enfrentar los riesgos y venturas derivados de sus errores y de su propio valladar? ¿Se debe seguir pensando en Cuba como el niño incapaz de crecer, esperando que alguien le resuelva sus problemas? ¿No habría que romper el ciclo de tutelaje histórico de colonia española, apadrinado norteamericano y siervo sumiso de los Castro? ¿Acaso todo el trascurrir nacional hasta el presente forjó una idiosincrasia fijada a factores externos para la supervivencia?
Hace medio siglo este período castrista supuso para amplios sectores sociales una etapa de verdadera independencia. Hoy, en la miseria e involución se comprueba lo perjudicial que fue montarse a caballo en una utopía populista y nacionalista, liderada por los deseos y absurdos personales de un narcisista de manicomio, más cuyo germen fraguara en la parte oscura del consciente nacional, incluso antes de que el dictador pudiera comenzar a hacer daño.
Pero justamente debido a esa amarga experiencia los planes de reconstrucción de la futura Cuba no se deberían elaborar fuera de la frontera nacional. Hay que asumir con firmeza que no existen utopías buenas ni malas, ni ingenierías sociales que al intentar aplicarlas dejen de ser nefastas. Y de ser impuestas, más a la corta que a la larga, siempre traen distorsiones terribles.
Recuérdese como al sustraer del cauce republicano y democrático a las naciones y etnias de la ex Yugoslavia para enfrentar sus naturales contradicciones y necesidades de ajuste produjo un error de origen. Primero por los rezagos institucionales que dejaron el repentino final del decadente imperio austrohúngaro y la disfuncionalidad institucional de los reinos absolutistas balcánicos. Luego, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, al sojuzgar la represión totalitaria la libre manifestación de los latentes resentimientos.
Para cuando a principios de los años 90 del pasado siglo llegó el fin del control comunista en toda la forzada unión nacional, inesperadamente toda la región se volvió un infierno. Entonces, en medio de la culta y civilizada Europa, que seguro se imaginaba a sí misma de vuelta de todas las barbaries, se fue testigo de lo que puede ocurrir a toda una vasta área cuando se le obliga a ocultar sus realidades y a no enfrentar sus problemas con democracia y libertad. Al iniciarse la terrible guerra de Bosnia-Herzegovina y la llamada “limpieza étnica” que trajo tantas víctimas, se desató un odio reprimido tan grande y cruel que aún hoy, casi veinte años después, continúa siendo fuente de crudos resentimientos y violencia. Ruanda y Burundi fueron otros casos cercanos y pavorosos.
Hay necesidad de analizar estos hechos contemporáneos y sacar lecciones. Seguro que se necesitará ayuda. ¿Qué otra cosa podría esperar un país como Cuba devastado por la miseria? Sin embargo, urge potenciar las vías para que el pueblo cubano sea quién decida desde su propio territorio qué va a hacer con su país. Si de verdad se es consecuente con los principios de la libertad, hay que renunciar al tutelaje y confiar en la sociedad, por muy embrutecida y desconocedora del mundo moderno que parezca. Las contradicciones acumuladas, reprimidas por decreto, se quedaron detenidas en su evolución en el año 1959. Van a salir a flote de nuevo y habrá que lidiar con ellas. Eso no lo va a evitar ningún plan de desarrollo por apadrinamiento.
La lenta y armónica solución de los problemas latentes de la nación no excluyen a ningún nacional en ninguna parte del mundo. Cuba debe enfrentar sus desafíos afrontándolos con su propio pie. Esa es la dolorosa, pero necesaria clave para el saneamiento de toda la huella que ha dejado una historia nunca asumida con la verdad como guía. No hay trillos ni atajos, y debe servir de algo entenderlo en ambas orillas.
Por fortuna, los tiempos que corren son de una importante transición mundial de un estadio de civilización a otro superior. Pese a clamores apocalípticos de todo tipo, la Humanidad se conduce a fases de desarrollo y de vida mucho más positivas que el de la Era Industrial que ya comienza a diluirse lentamente. Esta transición en algunos casos provoca sufrimientos, y muchas veces inevitables trastornos y hasta tragedias que sólo el tiempo podrá curar. Pero es una marcha inevitable, y cada vez más acelerada, hacia la nueva Era de la Información.
A Cuba le corresponde el privilegio geográfico de estar a sólo 90 millas del motor impulsor de toda esa dinámica global. El reprimido interés de sus hijos isleños por incorporarse de lleno y sacar beneficios de esta ola de modernidad es tan grande que permitirá quemar etapas económicas que en otra época, de arribar la libertad, hubiese tomado mucho más tiempo, con sus correspondientes mayores insatisfacciones e injusticias. Sin embargo, no se puede pecar de ingenuos. También los cambios traerán altibajos, algunos indeseables. No debe olvidarse la deformación sufrida en el ejercicio real de conceptos como país, o libre y soberano.
La Habana Cuba. 11 de junio de 2012.
Tras medio siglo de peregrinaje por el rumbo totalitario, Cuba se va acercando justo a lo que más detesta y pretendió evitar el régimen militar: una relación económica, política, social y cultural cada vez más estrecha con los Estados Unidos. No por vía oficial, sino a través de redes creadas mediante relaciones tejidas por el interés familiar y humano. Situación que representa el paso fundamental hacia el fracaso conclusivo de todo un destino fabricado para un país.
Las fronteras de la Cuba del futuro ya se han ampliado exitosamente hacia la vecina nación que ostenta la mayor prosperidad de la economía de mercado en el mundo. Era lo natural, y se impuso a la larga. Sin embargo, no debió ocurrir de manera dramática sino guiada por una suave y lenta amalgama de intereses comunes, con avances y retrocesos, bajo gobiernos democráticos. Lamentablemente, se estableció por la vía del sufrimiento y del trauma nacional, aún en el campo minado de un proceso de desmontaje de la civilización.
¡Irónico final! El régimen ha envejecido con creciente rigor mortis, cubierto por las pústulas de su fracaso como un mal encavado retrato de Dorian Gray. Este resultado es el mismo que se intentó soslayar a fuerza de soberbia, crueldad y despilfarro. La anciana dictadura aún no se ha extinguido, pero ya nadie cree en sus gastados paradigmas de soberanía e independencia. Lentamente, impulsada por las mismas fuerzas de la Globalización que están cambiando al resto del mundo, la nación empieza el retorno del aberrante desvío impuesto por un grupo y secundada en diversas etapas por buena parte del pueblo en actual servidumbre. Es la clara derrota de todo ese delirio inasible denominado Revolución.
La absurda naturaleza de su proyecto va marcando cada vez más el derrumbe del régimen totalitario. Esta impresión la justifica el mero y vergonzoso hecho de que parasita las remesas que envía el exilio y su metástasis en Venezuela. Además, mediante el secuestro de la soberanía popular, y representándose a sí mismo como la nación, deja en evidencia tres hechos: que ciertamente no representa la verdadera voluntad y ruta que desea la sociedad en el presente; que al soberano, el pueblo, aplastado por el brutal sojuzgamiento y la miseria creciente, se le obliga a comportarse como un niño incapaz de reclamar lo que quiere; y que existe una dependencia total de sojuzgadores y oprimidos por fuentes externas de sustentación.
Quizás esta sea la más antigua razón que influye en el curso de la deriva nacional. Cuba nunca ha sido mayor de edad, o al menos, nunca ha llegado a crecer del todo, a sostenerse con sus propios pies y asumir sus defectos e intentar subsanarlos por esfuerzo genuino. La causa es la responsabilidad soslayada. Primero, por el férreo tutelaje español, luego por el atractivo modelo de crecimiento económico que trajo el apadrinamiento norteamericano (una etapa donde también se dieron los primeros pasos de soberanía, aunque por las consecuencias, no resultaron suficientes) y finalmente la larga etapa de servidumbre castrista. En todas estas fases, con la salvedad del próspero periodo con Norteamérica, la dependencia externa resultó pesarosa y lastrante. En la primera, por la explotación de las riquezas y la imposición de un régimen colonial caduco. En la última, porque la dictadura es totalitaria, explotadora y siempre se ha buscado un aliado que le sufrague su inoperancia, más sólo por estar interesada en su supervivencia, dejando cada vez más en el abandono al pueblo que oprime.
El actual escenario es el de la más frágil dependencia externa de la nación, con mostrada incapacidad de gobernar, y no de sojuzgar, de la tiranía militar. Y en este contexto es peor porque el régimen cubano quedó varado en las reglas que funcionaban dentro de la Guerra Fría. Por ese motivo, de alguna manera imprevisible, será sustituido por un nuevo orden más realista. Más, quizás también dejará como posible alternativa que el pueblo del archipiélago, menor de edad por demasiado tiempo, por inercia histórica pueda sentirse compulsado a arrimarse bajo la sombra de otra guía paternal. Sin embargo, de elegirse esa tendencia, la sociedad cubana repetiría la fórmula equivocada.
¿No será hora de considerar que para la nación llegó el momento de enfrentar los riesgos y venturas derivados de sus errores y de su propio valladar? ¿Se debe seguir pensando en Cuba como el niño incapaz de crecer, esperando que alguien le resuelva sus problemas? ¿No habría que romper el ciclo de tutelaje histórico de colonia española, apadrinado norteamericano y siervo sumiso de los Castro? ¿Acaso todo el trascurrir nacional hasta el presente forjó una idiosincrasia fijada a factores externos para la supervivencia?
Hace medio siglo este período castrista supuso para amplios sectores sociales una etapa de verdadera independencia. Hoy, en la miseria e involución se comprueba lo perjudicial que fue montarse a caballo en una utopía populista y nacionalista, liderada por los deseos y absurdos personales de un narcisista de manicomio, más cuyo germen fraguara en la parte oscura del consciente nacional, incluso antes de que el dictador pudiera comenzar a hacer daño.
Pero justamente debido a esa amarga experiencia los planes de reconstrucción de la futura Cuba no se deberían elaborar fuera de la frontera nacional. Hay que asumir con firmeza que no existen utopías buenas ni malas, ni ingenierías sociales que al intentar aplicarlas dejen de ser nefastas. Y de ser impuestas, más a la corta que a la larga, siempre traen distorsiones terribles.
Recuérdese como al sustraer del cauce republicano y democrático a las naciones y etnias de la ex Yugoslavia para enfrentar sus naturales contradicciones y necesidades de ajuste produjo un error de origen. Primero por los rezagos institucionales que dejaron el repentino final del decadente imperio austrohúngaro y la disfuncionalidad institucional de los reinos absolutistas balcánicos. Luego, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, al sojuzgar la represión totalitaria la libre manifestación de los latentes resentimientos.
Para cuando a principios de los años 90 del pasado siglo llegó el fin del control comunista en toda la forzada unión nacional, inesperadamente toda la región se volvió un infierno. Entonces, en medio de la culta y civilizada Europa, que seguro se imaginaba a sí misma de vuelta de todas las barbaries, se fue testigo de lo que puede ocurrir a toda una vasta área cuando se le obliga a ocultar sus realidades y a no enfrentar sus problemas con democracia y libertad. Al iniciarse la terrible guerra de Bosnia-Herzegovina y la llamada “limpieza étnica” que trajo tantas víctimas, se desató un odio reprimido tan grande y cruel que aún hoy, casi veinte años después, continúa siendo fuente de crudos resentimientos y violencia. Ruanda y Burundi fueron otros casos cercanos y pavorosos.
Hay necesidad de analizar estos hechos contemporáneos y sacar lecciones. Seguro que se necesitará ayuda. ¿Qué otra cosa podría esperar un país como Cuba devastado por la miseria? Sin embargo, urge potenciar las vías para que el pueblo cubano sea quién decida desde su propio territorio qué va a hacer con su país. Si de verdad se es consecuente con los principios de la libertad, hay que renunciar al tutelaje y confiar en la sociedad, por muy embrutecida y desconocedora del mundo moderno que parezca. Las contradicciones acumuladas, reprimidas por decreto, se quedaron detenidas en su evolución en el año 1959. Van a salir a flote de nuevo y habrá que lidiar con ellas. Eso no lo va a evitar ningún plan de desarrollo por apadrinamiento.
La lenta y armónica solución de los problemas latentes de la nación no excluyen a ningún nacional en ninguna parte del mundo. Cuba debe enfrentar sus desafíos afrontándolos con su propio pie. Esa es la dolorosa, pero necesaria clave para el saneamiento de toda la huella que ha dejado una historia nunca asumida con la verdad como guía. No hay trillos ni atajos, y debe servir de algo entenderlo en ambas orillas.
Por fortuna, los tiempos que corren son de una importante transición mundial de un estadio de civilización a otro superior. Pese a clamores apocalípticos de todo tipo, la Humanidad se conduce a fases de desarrollo y de vida mucho más positivas que el de la Era Industrial que ya comienza a diluirse lentamente. Esta transición en algunos casos provoca sufrimientos, y muchas veces inevitables trastornos y hasta tragedias que sólo el tiempo podrá curar. Pero es una marcha inevitable, y cada vez más acelerada, hacia la nueva Era de la Información.
A Cuba le corresponde el privilegio geográfico de estar a sólo 90 millas del motor impulsor de toda esa dinámica global. El reprimido interés de sus hijos isleños por incorporarse de lleno y sacar beneficios de esta ola de modernidad es tan grande que permitirá quemar etapas económicas que en otra época, de arribar la libertad, hubiese tomado mucho más tiempo, con sus correspondientes mayores insatisfacciones e injusticias. Sin embargo, no se puede pecar de ingenuos. También los cambios traerán altibajos, algunos indeseables. No debe olvidarse la deformación sufrida en el ejercicio real de conceptos como país, o libre y soberano.
No obstante, a pesar de todo lo que pueda ocurrir, será necesario no recurrir a padrinazgos externos, a menos que la realidad nacional se transforme en otra Bosnia o Ruanda, Dios no lo permita. Lo más saludable, aunque duro de emprender, será forzarse a confiar en el ejercicio del libre albedrío y reorganización desde el interior de la nueva nación. Quizá como Grecia y otros países en estos momentos, la Cuba futura deba aprender dolorosamente que están desapareciendo las posibilidades de sustentación del desgastado modelo de Estado Benefactor en el que ha vivido adormecida por décadas. Sólo considerando ese aspecto, se podrá imaginar las dificultades que sobrevendrán. Aunque habrá oportunidad de aprenderlo pacientemente, porque toda nación ha tenido el mismo desafío. Ese es el verdadero significado de independencia y soberanía.
Friday, June 08, 2012
Mariela Castro Interview/CNN
Very twisted and misleading interview, particularly for those who are not well informed about the totalitarian Cuban dictatorship. Amanpour is offering the daughter of a systematic criminal and a thief an opportunity to publicize, through a widely watched media network, the same propaganda the regime repeats ad nauseam and which she was programmed to divulge in this trip to the U.S.
So there are economic changes in Cuba with Raul Castro?
So gay rights open up the road for broader civil rights?
So the lifting of the embargo will provide Cuba with the opportunity to be more democratic?
After 53 years of witnessing the moral and physical destruction of my homeland as well as the assassination, imprisonment and suffering of an entire nation, including my family, this interview is a lack of respect to Cubans and to the concept of freedom, justice and human rights around the world.
Laida A. Carro
Coalition of Cuban-American Women
Wednesday, June 06, 2012
La crisis siria y la libertad de Cuba
Por Dr. Darsi Ferret
La Habana, Cuba. 6 de junio de 2012.
Siria se acerca cada vez más a una situación de conflicto nacional donde quedará seriamente comprometida la paz de toda la región del Medio Oriente. Lamentablemente para ese pueblo, la intransigencia del gobernante genocida Bashar Al Assad ha provocado que la resistencia armada contra el régimen haya superado el protagonismo de la oposición pacífica inicial. Una lucha sin cuartel se extiende ahora por todo el territorio de esa república árabe. Y la creciente escalada de las acciones bélicas atrapan en el medio a la población civil, la mayor resistente y la que más pérdidas humanas y materiales está sufriendo.
Pese a este dantesco escenario, ya con 10 mil víctimas mortales, 250 mil desplazados internos y más de 60 mil buscando refugio en otros países fronterizos, es funesto el constante obstáculo de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir una enérgica intervención internacional que detenga las matanzas. En consecuencia, el régimen sirio se ha sentido impune y hasta alentado a atacar a su propia población con incrementado poder de fuego, y los civiles indefensos sufren las atrocidades ejecutadas por el ejército y las fuerzas paramilitares.
La decisión de China y Rusia es motivada por un infantilismo histórico que parecen no poder superar. El pasado imperial frustrado de ambas naciones les da ínfulas de superpotencias a estos gigantones con pies de barro. Las contradicciones internas en estas dos naciones son tan desmesuradas y aun sin un empeño democrático de solución, que sencillamente no las habilitan para jugar en las Ligas mayores de las superpotencias.
Por un lado, Rusia hace veinte años perdió la oportunidad de emprender un verdadero proceso democrático y de Estado de Derecho en el país. En lugar de ello, asumió la vieja herencia imperial de un panrusismo trasnochado, ahora recargado de capitalismo estatal, con una sumatoria de más de medio milenio de desastrosos resultados. Sin embargo, parece llenar unas latentes ansias nacionales de poderío e influencia geopolítica, aunque sólo se fundamentan en una enorme extensión de territorio y el arsenal nuclear de la era soviética. En realidad, en su desenvolvimiento económico Rusia continúa mostrando profundos rasgos de un país subdesarrollado, exportando materias primas e importando productos con valor agregado.
China también tiene una obsesión de pasado imperial que no logra olvidar. Y tras impetuosos y sostenidos índices de prosperidad económica en una fase novedosa de neototalitarismo se oculta una turbia realidad surgida de la inmutable negación de la libertad a su pueblo. Por eso este país asiático comienza a ser convulsionado por viejas contradicciones internas dentro de su territorio, constantemente preteridas y aun sin resolver. En un embarazoso perfil donde se unen: un sistema colonial interno como lo constituyen la musulmana provincia de Xinjiang y el convulso Tíbet; un país dividido férreamente en tres regiones económicamente disímiles; una política externa basada en sostenimiento de viejas dictaduras (Corea del Norte, Birmania, Zimbawe, etc.), a cambio de beneficios de inversión económica, consolidando un añejo sistema satelital que ya no se corresponde con la actual evolución geopolítica mundial; como eje central de este contradictorio contexto, todo ello controlado por un partido totalitario que, pese a todas las renovaciones anunciadas, como tesis ideológica fundamental, defiende la explotación de sus ciudadanos como prerrequisito para llegar al inalcanzable mito de la sociedad comunista.
En la ONU , como resultado de una incongruente división de poderes que se corresponde a los ganadores de un conflicto mundial de hace más de 65 años y que no se ajusta a las realidades políticas globales del presente, ambas naciones abusan de sus privilegiados puestos en el Consejo de Seguridad. Al obstaculizar constantemente una acción internacional para detener los crímenes de la dictadura siria contra su población, Rusia y China intentan proyectar una imagen de grandes potencias con intereses geopolíticos en la región. Esto resulta completamente inconsistente con el verdadero peso de ambas en esa zona, y también con su capacidad real para enfrentar los costos y las mayores responsabilidades que representan garantizar la paz regional. Para desarrollar ese rol hace falta tener un verdadero peso geopolítico en el área, como el de Estados Unidos y diversas potencias de Europa Occidental. Pero China y Rusia no lo tienen.
Más la peor consecuencia de esta práctica retrógrada de hacer política apenas comienza a configurarse. De continuar teniendo éxito con su bloqueo de decisiones al más alto nivel mundial para impedir una determinada intervención militar con todo el poderío de las superpotencias democráticas ante las crisis por las que optan y optarán muchos pueblos actualmente sojuzgados si se les intenta impedir el progreso, van a consolidar la tendencia conservadora de otros gobiernos autoritarios y totalitarios para tratar de impedir los cambios hacia la libertad, la democracia y el bienestar a los que la gran ola de la Globalización está empujando. Eso significaría escaladas de violencia, conflictos regionales y guerras fratricidas como las que ahora ensangrientan al hermano pueblo de Siria.
El reciente ejemplo de lo ocurrido en Libia demuestra la validez de la rápida y contundente respuesta de la comunidad internacional, mediando a favor de los pueblos masacrados por regímenes criminales y perpetradores de violaciones flagrantes de los derechos humanos. En esa ocasión la abstención de Rusia y China permitió que los demás países contaran con la autorización del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, para imponer una zona de exclusión que cambio el curso a las operaciones de la guerra civil desatada en el país y finalmente contribuyo a detener las matanzas de civiles y derrocar a la dictadura del ajusticiado criminal Muammar el Gadafi.
Teniendo todo este escenario presente por las similitudes, los cubanos deben estar muy atentos a la crisis que traerá la disolución de la alianza con el presente gobierno de Venezuela. No hay milagros en la economía y el tiempo no perdona los pasos titubeantes de una dictadura anacrónica. Ante la ausencia de un padrino subvencionador incondicional como Hugo Chávez, la escasez de combustible y ausencia de moneda dura suficiente pondrán en precipitado plan de derrumbe la precaria economía totalitaria de la isla. Renovados y tenebrosos Período Especial con Opción Cero serían inaguantables para la simple supervivencia: Traerán como consecuencia conflictos por el poder, crecientes protestas populares y renovados intentos de fuga por la costa hacia cualquier parte.
Una situación así, ¿provocaría una acción brutal de las fuerzas armadas y el ministerio del interior contra la población? Y de actuar de esa manera, al igual que ahora con Siria, ¿Rusia y China impedirían de cualquier modo con un tozudo voto en contra que una intervención humanitaria de las fuerzas armadas con mandato de la ONU y representando a la OEA , pusiera fin a una matanza nacional de esa índole?
Los cubanos están convocados a sentir como suyo el posible y terrible destino de la lucha que heroicamente ahora sostiene el pueblo sirio para librarse de una casta explotadora y asesina. También son víctimas y perviven sojuzgados por un grupo maleante, insensible con el creciente sufrimiento de la empobrecida población. Se añora en el archipiélago un cambio de sistema de gobierno pacífico, un tránsito prudente, más firme y continuo hacia esa modernidad que pasa por el lado y es negada desde hace más de medio siglo. Más de no ocurrir así, y de optar el régimen por continuar explotando al pueblo de Cuba, también corresponderá a la población lanzarse a la calle para quitarse de encima la dictadura de los Castro. Estos gobernantes octogenarios, junto a los Al Asad, Mugabe, Kim Song Un, y otros, representan lo más retrógrado y criminal disfrazado de estadistas y salvadores de la Humanidad. Gobiernos como los presentes en China y Rusia, aunque de modo disimulado, son sus viejos aliados naturales.
Desalojos de cubanos desterrados en España
Hoy, a las 9:00 a.m., ha sido desalojado de la vivienda que ocupaba, en la avenida de Iker Casillas, No 46, 3-C, Móstoles, Madrid el ex-prisionero político cubano Luis Campo Corrales, su madre Gregoria Corrales Borges, que cuenta con 70 años de edad, y tiene varias enfermedades como presión arterial alta, diabetis y se encuentra en silla de ruedas; su pareja sentimental Yunet y su prima Yusnelis. A las 9:45 am se encontraban ocupando un espacio frente a la plaza mayor de Madrid, la que sera su nueva casa hasta que se le resuelva una vivienda con paredes y techo, o empleos para él, su esposa y su prima, para poder pagar el alquiler de una casa.
A las 12.38 p.m. la policía municipal que se encuentra en el lugar llamó a la ambulancia de la Samur por lo mal que se puso la señora Gregoria, y los médico le dijeron que en esas condiciones no puede continuar en ese lugar. Tenia la presión muy alta, los pies inflamados, grandes deseos de orinar y sin dinero para pagar el servicio en una cafetería, porque no hay baños públicos.
Pedimos a todas las organizaciones internacionales que por favor intercedan con el presidente del gobierno Español, Don Mariano Rajoy, para que busque una solución a la critica situación por la que estamos atravesando los ex-presos políticos cubanos desterrado en España. Sabemos que su gobierno no es el responsable, pero estoy seguro que este no es el momento de buscar un culpable, estos son, en primer lugar los criminales hermanos Fidel y Raul Castro de Cuba y en segundo lugar José Luis Rodriguez Zapatero. Pero, como dije, este momento no es el de encontrar culpables si no el de resolver de alguna manera.
Omar Pernet Hernández, ex-prisionero político de conciencia cubano.
Representante del Movimiento de Derechos Humanos. “Mario Manuel de la Peña”.