Friday, April 19, 2013
El reto de Capriles
Para la situación cubana da igual, con o sin Maduro los Castro se quedarán sin el billete de su mantención que hasta ahora le arrebatan del lomo a PDVSA. Lo que es igual a que implosionarán bien pronto. La libertad de Cuba es indetenible y viene veloz. Pero el pueblo de Venezuela está siendo abocado a tener que pagar un precio más alto del que debería por su libertad. Y esa situación, también imparable, Capriles la complica cada vez más por no estar a la altura del papel que está convocado a jugar. No es bailando conga que se le derrota al castro-madurismo, dando dos pasos adelantes y tres para el lado. Aún tiene chance de rectificar pero se le agotan las oportunidades. Cuando Chávez le robo la anterior elección su actitud blandengue lo dejó mal parado y prácticamente fuera del escenario alternativo político. Su regreso a la preminencia del liderazgo opositor solo se debió a la muerte de Chávez y a la premura de estas últimas elecciones. Pero si quiere ganarse un lugar en la historia de Venezuela tiene que ajustarse el cinto y comportarse de un modo más varonil frente a la usurpación golpista del chavismo controlado por los castristas cubanos. Sobran los ejemplos de los que puede asirse para saber qué hacer y como conducir a su pueblo a la aplastante victoria. Por ejemplo, tomar nota del caso de la valiente y decidida posición de Corazón Aquino, en Filipinas, cuando se le enfrentó al dictador Ferdinand Marcos después que este se robara las elecciones y ella no lo aceptó y de modo desafiante se invistió de presidente sin tomar encuenta ni validar la toma de posición en el cargo de su rival. Su firmeza la llevó a que en pocas horas el dictador saliera huyendo, presionado por la valentía que generó la valiente señora en su pueblo, y eso le ganó entrar triunfante en el palacio de gobierno. Pero más recientemente también sobran los ejemplos a imitar para resolver este tipo de situaciones. No es llamando a la calma ni contribuyendo junto a los usurpadores a enfriar la rebeldía y y el malestar de la población, ese es el camino o la ruta equivocada. Tampoco los cacerolazos se ajustan ni es lo indicado para salir a restablecer la soberanía popular. Capriles tiene que llenarse de testosterona y convocar a ocupar alguna plaza pública y pedirle a la población que lo acompañe y que resistan junta a él hasta el final. ¿Acaso no vio que eso fue lo que se convirtió en el foco de las rebeliones del Medio Oriente y contribuyó a la caida de esas dictaduras autoritarias, como Túnez, Egipto, Libia...? Es hora de que Capriles señale cuál será la Plaza Tahrir venezolana y que junto a los jóvenes y demás porción del pueblo se determine a reclamar vigorosamente por la libertad de su nación. Los minutos pasan y está perdiendo la oportunidad de cumplir con su reto. Aunque, por otra parte, estoy convencido y podremos confirmar en las próximas semanas o meses, que el pueblo venezolano, con o sin Capriles, romperá las cadenas que le quieren imponer. Esa es una situación ya lanzada, no hay vuelta atrás.
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