Thursday, May 12, 2011

Oscar Elías Biscet: "estamos en un momento definitorio"




From Radio/TV Marti:


En entrevista exclusiva para martinoticias.com el prestigioso opositor cubano asegura que el pueblo debe actuar directamente en las calles para conquistar sus derechos y que el exilio tiene el papel fundamental de llevar la información al pueblo cubano.




El médico cubano Oscar Elías Biscet, nacido en 1961, se ha convertido en un símbolo de la disidencia cubana. El activista por los Derechos Humanos, creador de la Fundación Lawton por los Derechos Humanos fue hasta hace muy poco preso de conciencia en Cuba. Fue condenado a 25 años de prisión bajo la figura de delitos contra la independencia y la integridad territorial del Estado cubano.



Biscet fue uno de los opositores que tuvo la valentía de rechazar la condición del exilio para salir de prisión. Fue el organizador del ayuno "Vida y Libertad", en 1999, y el disidente emblemático del Grupo de los 75, como se conoce a los activistas arrestados en la ola represiva de la primavera de 2003.




Desde Cuba, con su habitual voz pausada, concedió esta entrevista en la que no eludió ningún tema de interés. Con cierta tristeza, Biscet quien ha sido postulado al premio Nobel de la Paz, reiteró su decisión de no marcharse de Cuba y seguir dando la batalla en defensa de la libertad.



¿Cómo está su salud? Supimos que después de su liberación no se sentía muy bien.



Me siento mejor, con la ayuda de mi esposa y especialmente de Dios, me he recuperado y pronto voy a poder hacer mi trabajo en favor de los Derechos Humanos más intenso. Inclusive en estos días he trabajado a favor de los Derechos Humanos, pero con menos intensidad. Aunque en este periodo he trabajado por esa causa, pero con menos actividad debido a la operación que me había hecho. Pero en realidad ya me siento muy bien.




Usted se ha convertido en un símbolo de la disidencia cubana. Nunca ha querido irse de Cuba y después de su liberación dijo que seguiría dando la batalla en la Isla. ¿Qué precio ha pagado por esa decisión?



En varias ocasiones me han propuesto salir del país, inclusive presidentes de Estado me han invitado a estar en su nación un año estudiando. Eso me lo expresaron cuando yo estaba en la cárcel y desde ese momento me negué a salir porque yo quiero que mi pueblo alcance la libertad, y si yo soy esa esperanza para la libertad no seré quien le quite ese derecho al pueblo. Yo pienso seguir trabajando a favor de esta causa de los Derechos Humanos, y hasta que no se establezcan los derechos inalienables de las personas y se las trate con dignidad, nunca podré salir de mi país.



¿Ha cambiado mucho el trato a los disidentes cubanos desde el traspaso casi monárquico del poder de Fidel Castro a su hermano, Raúl?



Bueno, lo que ha cambiado es la represión que ha aumentado. A partir del periodo en que se hizo la sucesión, incluso antes en que Raúl Castro estaba de sustituto provisional empezó una represión intensa a los ciudadanos del país. Hay un terror de Estado contra las personas que se expresen libremente, y pueden caer en prisión. No están encarcelando a las personas por muchos años, pero sí por poco tiempo, inclusive por horas. Ellos (el Gobierno cubano) trataron de promover que con el Congreso del Partido iban a realizar un cambio para mejorar las cosas, pero se comprobó que todo era falso. En realidad, lo que quieren es permanecer en el poder. Pienso que el pueblo cubano debe actuar directamente en las calles para conquistar sus derechos y que la comunidad internacional los apoye para evitar una guerra civil en Cuba.



¿Qué posibilidad de cambio existe para un pueblo que ha estado callado durante cincuenta años, qué posibilidad de liberar esas emociones contenidas?



Pienso que estamos en un momento definitorio. El pueblo cubano está obstinado de tanto fracaso, de tanta miseria, tantas humillaciones y ya todo el mundo está pensando en el cambio. Pienso que llegando la información al pueblo, y nosotros organizándonos bien, podemos movilizar su interés hacia los Derechos Humanos y alcanzar su libertad. Para los pueblos, cuando se tiene la idea solamente es poner la voluntad para llevarla a la práctica. Pronto seremos libres si Dios nos lo permite.



Los disidentes cubanos que fueron acogidos por España se quejaron de no haber sido bien tratados. Se sentían sin Patria. ¿Qué les diría a esos disidentes que se encuentran incómodos en España?

Todos los cubanos que han tenido que salir al exilio pueden seguir ayudando a la Patria, desde el exilio pueden ayudar a que llegue la información al pueblo cubano, a tratar de organizarse en el exterior. Deben tratar de asistir a todos los foros internacionales donde participen los gobiernos de distintos países para poder llevar allí el sufrimiento del pueblo cubano, hacer cabildeo a favor de la libertad del pueblo cubano. Algo que pueden hacer los cubanos que están en el exilio es mantener el monitoreo de lo que sucede en Cuba para darlo a conocer a la opinión internacional y que se tomen medidas diplomáticas. Quizás como se hizo con Sudáfrica, para forzar los cambios.

Las rebeliones populares (se demostró en Egipto) actualmente van muy de la mano con los avances de la informática y las llamadas redes sociales. En Cuba hay fuertes restricciones a Internet, ¿ve esa modalidad de rebelión cercana en la Isla?

En Cuba hay una vanguardia que está haciendo ese trabajo. Recuerde que aquí el Gobierno domina todas las vías de comunicación y las personas no tienen acceso a adquirir teléfonos, que son muy caros. Mantener una línea telefónica es muy caro. Aquí somos once millones de personas y solo hay unas ochocientas mil que tienen teléfono celular. Es muy difícil, por la crisis económica que vive el pueblo; el Gobierno es el que racionaliza todas esas cosas y con eso lo mantiene oprimido. No obstante vamos a seguir utilizando estas vías, pero vamos a ir casa por casa, para avisarle al pueblo que estamos aquí, para conquistar sus libertades. Si no tenemos estas vías de comunicación modernas, emplearemos las antiguas para llegar al pueblo


En el grupo de reformas de Raúl Castro está el fin de la “libreta de racionamiento”, una cartilla que, en la práctica, ya no servía para nada. ¿A qué conduce eso?



Todo régimen tirano lo que hace es controlar la alimentación, para poder tener al individuo bajo su poder. Aquí lo hicieron con la libreta, pero en otros países también lo lograron sin libreta. Eso lo hicieron Hitler y Stalin que no tenían una libreta de racionamiento. Racionalizar los alimentos es tener el poder y así controlar al pueblo. Ellos -aunque quiten la libreta- van a seguir racionalizando las cosas, para mantener humillada a la gente pensando en cómo va a alimentarse y que no puedan pensar en otra cosa. De todas maneras, ya le digo, la crisis (en todos los aspectos) es tan profunda que en cualquier momento puede surgir un estallido social y ahí es cuando nosotros tenemos que guiar ese deseo de libertad para que se materialice y no suceda como en el año 94, en que hubo un estallido, pero no se pudo llegar a una conclusión satisfactoria.



¿Cómo ve usted la situación política que se vive en Ecuador, con el referéndum en el que se votaron preguntas para el control total de la justicia y la censura de los medios de comunicación?



Yo siempre he estado preocupado por mis hermanos de Latinoamérica, particularmente los de Venezuela, Ecuador y Bolivia porque me preocupa que ahí se inicien dictaduras. Creo que el pueblo de Ecuador debe conservar su libertad, todos esos derechos inalienables que tiene, el derecho a la prensa, a asociarse, todas esas libertades básicas tienen que conservarlas, para evitar que se extiendan las dictaduras en el continente. Queremos que el modelo cubano de los Castro acabe en la Isla. Manteniendo ustedes (los latinoamericanos) la libertad podremos nosotros conquistar la nuestra muy pronto. A los venezolanos, a los ecuatorianos, a los bolivianos, a los nicaragüenses, por favor, mantengan la bandera de la libertad y la dignidad porque así nosotros podemos también ir hacia ese rumbo.



Gracias por la entrevista, Dr. Biscet.



Gracias a usted y que Dios los bendiga.

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