Friday, April 19, 2013
La aceptación del conteo de votos demuestra debilidad
Volvamos a Venezuela, los últimos acontecimientos lo ameritan. Se dio a conocer que en un giro de 180 grados, el poder electoral, por órdenes de la pandilla chavista, decidieron dar marcha atrás y permitir la revisión del 46% de los votos escrutados en las pasadas elecciones, donde es evidente que hubo fraude a tuti tren y desconocimiento de la voluntad popular. ¿Qué demuestra este hecho? Muy fácil, el Sr. Madurito no solo es un personajillo gris, sin carisma, sino que le falta temple, capacidad intelectual y es cobarde. Esta medida de última hora se puede interpretar como un paso atrás ante la presión popular y el rechazo internacional que está generando el golpe institucional y el fraude en los resultados de las elecciones. Al ceder públicamente muestra sus debilidades e inseguridad. Pero sobre todo que, contrario a la imagen que trata de vender, no tiene garantizado el control sobre la situación nacional ni la determinación de asumir las consecuencias de su atraco a la institucionalidad a cualquier precio. Y es que la reacción de protesta masiva en todo el país ha provocado que el oficialismo desate la violencia y el uso indiscriminado de la fuerza contra su propio pueblo. Y toda esa acción ilegal e injustificable tiene el malsano propósito de imponer en el poder a Maduro y continuar con el financiamiento del régimen de los Castro en Cuba, a costa de destruir la democracia y empobrecer mucho más a Venezuela. Esa fórmula no camina para muchos venezolanos y principalmente para los militares que cada día se ven más abocados en la encrucijada de verse en la obligación de reprimir y hasta dispararle a sus compatriotas, sabiendo que no los asiste la razón. O sea, si el pueblo sigue en las calles, enardecido por el golpe de estado chavista, y se incrementan las sanciones y condenas por parte de la comunidad internacional, la posibilidad de un golpe de estado que destrone la pandilla chavista se eleva cada vez más. El golpe de estado del castro-chavismo es ilegitimo y genera rechazo interno y externo, pero un golpe de estado a Maduro por los militares venezolanos, que apele al nacionalismo y a la restauración de la democracia, gozaría de toda la aceptación interna y externa y de legitimidad. Además, los militares podrían sentirse estimulados ante el aislamiento y las sanciones internacionales que comenzará a recibir el gobierno de facto post-Chavez. Capriles no está respondiendo a la altura que require el desafío planteado en esa nación sudamericana, pero eso no es lo más importante. Lo primordial es la reacción del pueblo, y esa parece imparable. Además, tal y como se vio en el Medio Oriente, la represión desesperada ante las acciones populares masivas solo consiguen enardecer aún más el rechazo y la determinación del pueblo frente a la opresión. Más allá de las apariencias, el chavismo sin Chávez no tiene modo de consolidarse. Más temprano que tarde entrará en un franco declive y sera superado por las ansias de libertad y el deseo de vivir en democracia del pueblo venezolano. Y en estas circunstancias, los Castro están perdidos. Se les acaban sus piruetas.
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