Saturday, September 11, 2010

Carta a Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de la Habana

La Habana, Cuba. 9 de septiembre de 2010.




Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de la Habana



Monseñor:

Resulta esperanzador para la sociedad cubana, aunque controversial, el rol más activo que está desempeñando la jerarquía de la Iglesia Católica, en estos momentos enfrascada en un proceso de diálogo con el gobierno cubano, que ha tenido como resultado la excarcelación paulatina de presos políticos, a pesar de que sea bajo condiciones que muchos consideramos humillantes, por el destierro impuesto a los que hasta ahora han sido liberados.

También asumimos como positivo el hecho de que el Gobierno haya decidido dialogar públicamente temas esenciales para la sociedad cubana con la Iglesia Católica, como institución independiente dentro de la sociedad civil. Y, más importante aún, reconocemos la significación del precedente resultante de este proceso de diálogo entre el Gobierno y la Iglesia Católica, que valida el mecanismo de la negociación como alternativa para encontrar soluciones a los graves problemas de la nación cubana.

Por esas razones y motivados por la responsabilidad y el compromiso que asumimos con el destino de nuestra Patria, todos los firmantes de esta carta le pedimos respetuosamente a usted y, en general, a la alta jerarquía de la Iglesia Católica, que apoyen nuestra propuesta Consenso Cívico, que le demanda al Gobierno la adopción de dos medidas mínimas y, a su vez, esenciales para el bienestar de la sociedad cubana:

1- El reconocimiento legal de las diversas organizaciones independientes de la sociedad civil.

2- La ratificación de los Pactos de Derechos Civiles y Políticos; y Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas.

El reconocimiento legal de las organizaciones independientes facilitaría la inserción en el acontecer nacional de una gama de organizaciones y proyectos, que son excluidos en la actualidad del derecho a participar libremente de la vida nacional. Además, la suma de todos esos actores sociales potenciaría las posibilidades de encontrar soluciones viables para todos.

Mediante la ratificación de los Pactos de derechos humanos de las Naciones Unidas, ya firmados por el gobierno cubano el 28 de febrero de 2008, se garantizaría el respeto a las libertades y derechos fundamentales de las personas. Esta situación exhibe hoy un panorama desfavorable que se traduce en penurias para todos los ciudadanos.

Los miembros de la sociedad civil que animamos este Consenso, le sugerimos a la jerarquía de la Iglesia Católica que no se detenga en los resultados de este proceso de diálogo iniciado con el gobierno de Cuba. Ella está en condiciones privilegiadas de abogar a favor del resto de las instituciones de la sociedad civil que tenemos igual derecho a participar de la vida nacional.

Es un momento crucial para el destino de la nación. Les deseamos que continúen avanzando por ese camino y obtengan mayores logros con su intermediación, así como en la importante función que realizan sembrando y cultivando valores espirituales, determinantes en el desarrollo de mejores cualidades en los seres humanos y para la reconciliación nacional.



Con el testimonio de nuestra más alta consideración,

Miembros de la sociedad civil firmantes de Consenso Cívico

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