Por Dr. Darsi Ferret
Miami, Florida. 29 de agosto de 2013.
¿Qué sucede en Siria? El genocidio de lesa humanidad que se materializa en esa nación árabe constituye un desafío que involucra a la comunidad internacional. Quedarse al margen y no tomar parte en este asunto no garantiza paz ni estabilidad a los demás países, por el contrario, representa una grave amenaza.
El conflicto comenzó con genuinas manifestaciones populares contrarias al régimen dictatorial de bashar al Assad, por contagio de los sucesos en Túnez, Egipto, Yemen, Libia y demás países de la región. La respuesta criminal de Al Assad, mediante el uso de todo tipo de armamento por el ejército, incluído la aviación, tanques, morteros y hasta armas químicas contra la población indefensa, ha conducido a una enconada guerra civil donde hoy participan hasta grupos terroristas aliados a Al Qaeda dentro de los rebeldes.
Este genocida cuenta con el apoyo decisivo de Rusia, que le vende la mayor parte del armamento que compra y utiliza para masacrar a su propio pueblo. También los rusos apuestan por el régimen sirio como garantía para preservar la única base militar que tienen en el Medio Oriente, valiosa estratégicamente porque es su fuente de conexión con Europa. Además, esa posición de aliado de Siria, le permite plantar cara a los EEUU desde una posición de fuerza que utiliza para vapulear a su enemigo ideológico.
China se ha mantenido apoyando políticamente a Al Assad en el Consejo de Seguridad de la ONU, junto a Rusia, vetando todo intento de condena o sanciones militares. Para los chinos la dictadura siria significa una alianza estratégica que los vincula al Medio Oriente y que, además de darle presencia física, le ayuda a atenuar la influencia competitiva de las naciones occidentales en la región.
El régimen teocrático de Irán tiene a Siria como su punta de lanza para mantener el hegemonismo en la región árabe. El régimen persa ha sido durante todos estos años la principal fuente de suministros económicos, militares y de influencia política de los sirios y estos a su vez le han servido a los persas de contrapeso frente a los árabes.
También Siria es la vía que tiene Irán para hacer llegar los suministros y recursos que envía a la milicia chii de Hezbolá en el Libano, que constituye otro de sus brazos armados. Y Hezbolá es quien controla y sostiene al grupo de terroristas palestinos Hamas, que gobierna en Cisjordania y es el enemigo número uno de Israel.
En el teatro de operaciones sirio, no solo participan de las masacres las unidades del ejército de bashar al Assad, sino que cuentan con el apoyo de comandos élites de la Guardia Revolucionaria Iraní y de unos 8 mil militantes de Hezbolá que se han sumado a las acciones contra el Ejército Libre Sirio y demás grupos rebeldes.
No intervenir para remover del poder al régimen sirio sienta un pésimo precedente, pues serviría de estímulo o patente de corzo a todo ese eje del mal para que aniquilen a sus poblaciones cuando les disputen su dominio. También demuestra debilidad de parte de Occidente y eso empuja a los terroristas y dictadores a disputarles terreno en la escena internacional.
El presidente norteamericano, Barack Obama, no ha resultado ser un líder cauto en su desempeño internacional, como muchos opinan. Su inacción y falta de respuesta contundente lo convierten en un irresponsable que evade peligrosamente sus compromisos en la esfera global. Han pasado más de dos años de genocidio, masacres y líneas rojas de todos los tonos, es tiempo más que suficiente de que reaccione en bien de la humanidad.
A estas alturas ya no hay gane en la situación Siria, pero queda la opción del mal menor. Un par de bombardeos quirúrgicos y la formación de un ejército de ocupación formado por soldados de los países árabes, bajo el liderazgo de Turquía, podrían contribuir a entrar en cintura a la futura Siria post Bashar al Assad. Junto con ella se quitará fuerza y liderazgo a Rusia, China, Irán, Hezbolá, Hamas y demás amiguitos del grupo de los malos.
Se vive en época de Globalización y de una u otra manera los acontecimientos y sucesos internacionales se vinculan e influyen globalmente para bien o para mal, esta es una realidad que no puede evadirse.
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