Nací en una tierra libre
que hoy sufre de cruel martirio,
la esclaviza un vil sistema
que casi la ha destruido.
Su aire está enrarecido,
lo envenena el comunismo,
sus aguas contaminadas
con el virus del marxismo.
Llenas se encuentran las cárceles
de muchos que no han querido
sumarse al sucio sistema
que ha implantado el fidelismo.
Ya no hay espacio en las fosas
que albergan los que se han ido
en un viaje sin regreso
desde el “Paredón” fatídico.
El mar se ha tragado miles
que huyendo, despavoridos,
viajando en enclenques balsas
hundiéronse en el camino
Suman más de dos millones
los que en alargado exilio,
viven años de nostalgia
alejados de su nido.
Y allá, en mi tierra amada,
penando con estoicismo,
un pueblo que no merece
tan inhumano castigo.
Cástulo Gregorisch
3/7/05
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