Por: Yusnaimy Jorge Soca, activista de derechos humanos
La Habana, 7 de agosto de 2007.
He conocido por algunos vecinos que, como otros especimenes de la misma calaña, el señor Arturo Sandoval se apresta a disfrutar de los placeres de unas vacaciones en los Estados Unidos junto a sus familiares exiliados, quienes lo mantienen con las frecuentes remesas que le envían con regularidad.
Este hecho común fuera normal tratándose de otro tipo de persona, lo paradójico es que el señor Sandoval es uno de los principales tontón macutes que disfruta su actuación como informante del comité de defensa de la revolución de la cuadra y con su participación en los reiterados actos de repudio que ha sufrido nuestra familia.
La seguridad del estado en 12 ocasiones se ha apoyado en la inmoralidad y crueldad de elementos como este señor para aterrorizarnos y frenar nuestra pacífica labor disidente, incluso con uso de la violencia, sin importarles los traumas que provocan no solo a nosotros sino también a nuestro pequeño niño, de 6 años de edad, llegando al extremo de que a mi esposo y a mí nos han agredidos físicamente con la impunidad acostumbrada en estos casos.
Valiente postura la de personajes como éste que, como oportunista y en provecho de las pocas exigencias en el control para entrar a su territorio por parte de los americanos, demuestran tan repugnante capacidad camaleónica de camuflarse y soportar una vida sin principios ni otros valores inherentes a la buena voluntad de los seres humanos.
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