Thursday, August 28, 2008

Me alegré de la derrota.

Por Sinue Escolarte.


El capitán de capitanes como le llaman los pegajosos comentaristas deportivos del patio, al ultimo director del Cuba, al parecer en torneos internacionales, es perdedor. Con este, suman tres los que se le van de las manos, sin contar el tope con Korea.

Pero ?satisface al pueblo conocedor de su deporte, su manera de dirigir¿. Directores de altísimo nivel se nos han sobrado, por eso resulta contrastante verlo hacer, tan mal. Habrá detractores siempre y defensores eternos pero en general nos equivocamos poco con los directores de equipo. Nadie niega a Natilla Jiménez, Carneado, Miguel Angel González o Jorge Fuentes. Todos han cometido errores, aun cuando han usado el librito, sin embargo en este caso , ?que nos dice la lógica que como todos sabemos, no siempre es lo mas justo¿.

Se veía venir que determinados jugadores no lo harían bajo su mando y que otros, corrían el peligro de ser sustituidos. Dos torneos de Harlem atrás, Urguelles estuvo en el banco hasta que finalmente le dio la oportunidad y entonces lo hizo de 10-8. Astronómico average. Según algunos expertos de nuestro pasatiempo nacional, es el bateador zurdo que mejor lo hace en la pelota cubana actual y sus resultados así lo demuestran. No jugo otra vez Urgelles ahora, a pesar de que Duvergel de similares características, no estuvo bien hasta el partido con China y en el decisivo, bateo en el 8vo con hombres en base y falló. También pudo el zurdo capitalino empuñar en el 9no por Yulieski con tres en bases y un solo out, aprovechando el nuevo lanzador derecho pero al parecer, no estaba en el banco. De no gustar el numero 14 y siendo de la mano equivocada el picher, traer a Eriel se desprendía, el segundo cacher hombre que ha tenido la responsabilidad tanto de la primera almohadilla, como del cuarto turno, se hubiera visto como muestra de una voluntad de ganar, sin obstinación. Yulieski un gran bateador de nuestras series, no ha sido de la utilidad esperada en los últimos compromisos internacionales, pidiendo a gritos ser reemplazado a tiempo por Olivera con lo cual la mayoría hubiéramos estado de acuerdo, pues se fortalecía la posición y el cambio era favorable al bateo. Debió Eriel salir a recibir al menos 6 entradas por juego, probarlo, aprovechando su mejor tacto al bate y Pestano rematar al final para garantizar mejor defensiva. Fue a las Olimpiadas el espirituano por gusto, otro mas.

El movimiento del picheo también dejo que desear. El cienfueguero Norberto González se vio maduro y con control, solo dos hit permitidos en 6 entradas y de pronto, se cambió por Lazo, sin el descanso suficiente, como en los tiempos que solo teníamos a Vinent o Huelga y salían hasta tres veces en un alarde de coraje que les hizo ganar el respeto de su pueblo. El resultado, una carrera que debieron ser dos. Tiene dos buenos zurdos en el banco, uno con experiencia suficiente que le ha lanzado a los mejores, el otro con fuerza y juventud, pero no confía en ellos y para colmo, les pone a un derecho cómodo que para suerte nuestra, a pesar de eso y por su calidad, los dominó.

Se dice a diario que el béisbol es un deporte de conjunto y ese sentido de colectivismo hizo que Japón ganara el clásico por sobre equipos cuajados de estrellas de Grandes ligas pero sin teamwark y Cuba se llevara el segundo lugar. En estos equipos hay figuras que aun sin producir garantizan el respaldo. Se sabe que estos hombres tienen lo necesario para decidir o empatar. El mas importante de ellos es el cuarto bate. Es mas que un empujador oportuno y poderoso bateador, en quien siempre esta puesta la confianza para dar el batazo a la hora buena. El Cuba tiene varios y así quedo demostrado cuando Cepeda asumió con mucha seguridad este papel. Pero recuérdese que ya se había intentado en otros torneos y no fructificó, así que fue una improvisación que salio bien. La confianza al cuarto bate crece cuando la dirección se la da y se evapora cuando hace lo contrario. El equipo se siente mas confiado cuando en un torneo tan corto se mantiene en la alineación, siempre que se este ganando, porque se trata de un juego de conjunto. Korea dio un ejemplo con su tambor mayor y a pesar de no batear lo mantuvo y respondió a la hora precisa contra nuestro equipo y el de Japón. Mas de una vez no bateo Kindelán, o Marquetti, otros asumían y ellos terminaban su torneo a veces con algún destello útil pero con su presencia dando el empuje necesario.

También Mayeta venia tambaleándose ante los ojos de su mentor quien lo quito por Garlobo en el tope contra Korea, le salio mal y garlobo se quedó en Cuba. Si hubiera venido y era el sustituto del numero 55, se hubiese visto mas lógico pues juegan primera los dos y son bateadores de largo metraje que han hecho juntos el equipo nacional. Pero garlobo ¨¨tiro pa la tonga¨¨ un juego y no hizo el viaje. En otro intento ya en plena competencia, lo sustituye por Despaine, una verdadera promesa pero sin el tiempo suficiente para asumir tal responsabilidad y en cuatro turnos se fue en blanco. Le hubiera quedado mejor que Bell, ese formidable pelotero en mi opinión el mejor de nuestra pelote en la actualidad, ocupara el cuarto turno, tal vez siempre debió ser así, pues se ve hecho para tal empeño, pero tampoco. Tratar de adivinar tiene sus desventajas.

Fue entonces que vino lo insólito. En medio del partido, cambia al cuarto bate regular y primera base por un segunda base que no es cuarto bate. Los propios comentaristas se sintieron sorprendidos y no se explicaban lo sucedido. En un torneo a 9 juegos, un bateador que de el bueno para empatar o ganar ya cumplió su cometido. Mayeta lo hizo con solo dos hit doble y cuadrangular, tenia cuatro impulsadas y empato el que perdíamos con Canadá. Después de esto fue sustituido y ya no jugo mas. Olivera no lo hizo mal pero tuvo lógicas imprecisiones defensivas que pudieron costar carreras. Utilizo el capitán de capitanes cuatro cuarto bates, dos segundos, dos terceros y dos sextos en 9 juegos. Cuatro años de espera y preparación, de ensayo de estrategias para en plena competencia desarticular totalmente el concepto de equipo sin estarse perdiendo el campeonato, mostrando una inseguridad en sus hombres que pocas veces se ha visto en nuestros directores. Sabia el capitán que a la tercera iba la vencida y no quería correr riesgos.

Es poco creíble que un jugador que ha tenido turnos de responsabilidad en el equipo grande, que ha estado en el banco por slum o lesiones y a respondido con home rum, no le diera la oportunidad al menos en el ultimo turno a su cuarto bate regular. Lo personal, aflora ante tal conducta.

La comitiva burocrática que acompaña al equipo y con los cuales podría hacerse otro club de ancianos, nada aportó. Higinio Velez, Benito Camacho y Pedrito Pérez por solo nombrar tres, han perdido con el capitán el torneo y el hijo del hombre mas bueno del mundo que ascendió al puesto de medico por obra y gracia de ya sabemos quien, no dejó ni un momento de hablar con su mentor, por cierto con alguna autoridad, rememorando los mejores tiempo de su padre. No sabemos cuantas veces sonó su celular para recibir las indicaciones necesarias como es su costumbre. Evidentemente, no tiene Pacheco capacidad para asimilar tantas ordenes y poner lo suyo sin equivocarse. Ganar así no hubiera sido ganar. El multicampeon equipo nacional además de la capacidad y calidad de cada uno de sus hombres, debe tener la elegancia y personalidad del juego correcto, basado en la lógica que a todas luces le faltó. No es creatividad improvisar para ver que pasa. Cuando se pierde con lógica previamente se había hecho todo y queda alguna satisfacción. Cuando teniendo tres en base sin out y al bate un pelotero que no ha rendido y no se usa un emergente, ni se hace jugada y no se consigue ni el empate, la derrota es merecida y su mentor correctamente cuestionado.

Lo que deben hacer para que Cuba vuelva tener el equipo que fue, no esta al alcance de ninguno de los peloteros. Ellos, seguirán trabajando en una largísima serie nacional de 90 juegos, para con la lengua afuera, seguir la selectiva y cumplir después los compromisos internacionales, sin lengua ya, alejados de sus familias frecuentemente y con las mismas necesidades de otros muchos cubanos. Ganó el mejor sin dudas. Perdió el que peor lo hizo y cuando es así, en honor al deporte, hay que alegrarse por aquellos. Por eso esta vez, me alegré de la derrota.

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