Por Dr. Darsi Ferrer, preso de conciencia.
La Habana, Cuba. 31 de mayo de 2010.
Llevo más de 10 meses presos por mi labor opositora y no me arrepiento de mi situación, por el contrario, desde la cárcel he mantenido la lucha porque la nación cubana sea libre y termine la ignorancia a la que el régimen de los hermanos Castros somete a nuestro pueblo.
En la prisión he soportado golpizas, celda de castigo, condiciones deplorables, trato discriminatorio, y las vejaciones y amenazas de los militares. Además de las consecuencias de tres huelgas de hambre, que han quebrantado aún más mi salud.
Nada de lo anterior es tan doloroso como saber las condiciones de miseria y falta de recursos que soporta mi esposa, Yusnaimy Jorge Soca, ahora con la responsabilidad de la manutención de ella y de nuestro pequeño niño de 8 años de edad, además de los cuidados de nuestra casa y de las atenciones mínimas que requiero en la prisión.
Hay suficientes reportajes televisivos, radiales y escritos que demuestran la valentía y el tesón de Yusnaimy en la lucha que sostiene por la libertad del pueblo cubano. En varias ocasiones ha sufrido golpizas, detenciones, y su labor y testimonios contribuyen a que la verdad de la Cuba sufrida se conozca a nivel mundial.
Nuestro pequeño Dariel tiene grandes traumas psicológicos como resultado de los actos de repudio y demás injusticias que hemos sufrido a mano de la seguridad del estado en su presencia.
El que mi mujer y mi niño tengan que acostarse sin comer por no tener siquiera recursos elementales para la subsistencia, es una realidad que no pensé tendría que sumarle a las calamidades de mi encierro.
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