Tuesday, September 26, 2006

Trabajo de Jaime Leygonier

MENTIRAS DE ESTADO.

Por Jaime Leygonier

A nadie extraña en Cuba que el pueblo se pudra de epidemias sin que su Estado informe al respecto. Porque en Cuba todo es secreto de Estado.

No sería tan malo si por secreto de Estado sólo entendieran ocultarle al pueblo lo que ocurre, - aunque sobrado peligroso resulta no prevenirlo en caso de epidemia- pero manipulan a la opinión con mentiras.

“Los focos de mosquitos son erradicados.” “Califican de abnegada la labor de los delegados de circunscripción y de los consejos de barrio en la erradicación de los focos”, tales son los mensajes en los medios. A la palabra obscena “epidemia” sólo la mencionaron en una ocasión en TV:, pero con la coletilla “está controlada”

Así el asunto aparenta ser de “focos de mosquitos” y no de que la enfermedad que estos propagan y azota a todo el país, y si alguien piensa más allá, en términos de “epidemia “pues se le dice que “está controlada”.

Tan controlada que empezó en Abril por Santiago de Cuba y ahora – a los tantos meses - abarca toda la Isla ,con pueblos en cuarentena, hospitales dedicados sólo a enfermos de Dengue, con toda la población enfermándose a la par- o por turnos -., Cuadro que jamás vieron los cubanos que hoy viven, salvo que algún centenario recuerde la influenza de l9l5 .

Ese “control” parece que empezó con las guerrillas de los 60 - si los hombres de Ernesto Che Guevara en el Congo cruzaban las fronteras con pasaporte Checoslovaco no era posible aplicarles los controles sanitarios previstos internacionalmente para los viajeros a África.

Luego, no fueron centenares de hombres, sino centenas de millares involucrados en las aventuras africanas y la revolución mundial. La creación de “dos, tres, muchos Viet Nams”, “La solidaridad con la lucha de los pueblos hermanos” dieron al traste con la salud del pueblo cubano.

La salubridad en Cuba se retrotrajo al siglo XIX con la importación y endemismo actuales de enfermedades que debía a la trata de esclavos africanos y que eliminó durante el siglo XX para recuperarlas a partir de sus años 70 por el voluntarismo y descontrol de los mandantes nacionales.

La desinformación y la mentira son tácticas y estrategia sistemáticas. Cuando a Castro le han preguntado porqué negó en l959 que pretendía instaurar un régimen socialista él ha contestado que porque “el pueblo aún no estaba preparado para aceptar el socialismo y había que “prepararlo”, “cuando el pueblo estuvo listo” él se lo dijo.

Parece que eternamente “no estamos listos” para que nos informen lo que pasa quienes afirman ser nuestros “representantes del pueblo en el poder”. Otra “guayaba” –comunión con ruedas de molino - que nadie traga, porqué: ¿cómo estar en el poder y vivir desinformado?

Pero concentrémonos sólo en parte de la manipulación de la información sobre salud:

Cundo la epidemia de dengue de l98l el popular programa humorístico “Detrás de la fachada” se burló de quienes se preocupaban y allí una presentadora muy querida –Consuelo Vidal – afirmó que el Dengue no mataba a nadie que sólo había que beber abundante líquido y no tomar aspirinas.

Hasta muchos años después de aquel buen rato de risas y bromas no nos enteramos que en es esa epidemia habían muerto l58 personas, de ellos l0l niños.- información “por carambola” , desde la OPS.

Por aquel entonces el Estado culpaba a voces a los EE.UU. de la epidemia que afirmaba había sido introducida en Cuba mediante la “guerra bacteriológica “

HOY para nada se habla de ello, como si nunca hubieran existido imperialismos perversos en el mundo, o como si olvidaran que entonces los culparon, o como si tal acusación no fuera sino una “guayaba ” que la gente tragó entonces, pero que resulta intragable hoy.

Durante los 90, una misteriosa polineuritis atacó a decenas de miles de cubanos que limitó, baldó y hasta mató, el Gobierno informó que “investigaba las causas”, vinieron investigadores hasta de los EE.UU., jamás informaron las causas de la epidemia.

El rumor culpó a la carencia de vitaminas en la alimentación y a intoxicación con picadura de cigarro contaminada.

El verano del 2005 una epidemia arrebató la vida a decenas de personas, sobre todo a niños. El Ministerio de Salud pública rompió su silencio para emitir una “Nota informativa” en que cometió la indecencia de mencionar 8 niños fallecidos, cifra muy por debajo de la realidad ocultada.

Con todas sus limitaciones, las fuentes independientes - como el Centro de Salud y Derechos Humanos que dirige el doctor Ferrer- supieron de unas 30 muertes.

La Nota del 2005 aseguró que todo estaba bajo control y que “estudiaban” las causas de la epidemia. La epidemia se fue como vino y jamás informaron ni el origen ni el nombre del virus o intoxicación masiva causante de tantas muertes.


Una información que supuestamente escribió Castro sobre su última operación quirúrgica, afirmó que la salud del Comandante era “secreto de Estado”, pero a partir de tan rotunda afirmación, menudean los partes y mensajes según los cuales el Comandante está mejorando a diario, “hecho un caiguaran”- un roble- y otras tonterías.

En estos regimenes la razón de Estado justifica toda sinrazón, desde que los fiscales y jueces –simbólicos- “no vean” que es sistemática la práctica de detenciones arbitrarias, allanamientos de domicilio a las 2 de la madrugada y actos de esbirrismo que –según normas de la ONU - tipifican como tortura.

Hasta que la gente riera en l98l sobre la epidemia mientras ésta mataba l0l niños - e ignore a cuantos enferma y mata HOY, mientras políticos y el Ministro cubano de Salud Pública regalan hospitales, recursos y servicios médicos a otros países

Curioso que la O.M.S y la O.P.S. también callan sobre el descalabro de la salubridad y del sistema de salud en Cuba

Increíble que en el mundo sigan hablando de “los logros de l a Revolución cubana”.

Prueba de que su principal logro- además de agarrarse con las uñas al poder y conseguir que los llamen “revolución” y hablen de “la leyenda de Castro” y “la leyenda de la Revolución cubana” es el empleo de la “mentira de Estado” para fabricar esas leyendas

L a Habana, 21 de septiembre del 2006.

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