Monday, September 14, 2009

? La Virgen querrá templo a costa de la miseria de los cubanos?

Por Jaime Leygonier.


En medio de la ruina nacional los obispos católicos de Cuba llamaron a contribuir a la reparación y ampliación del santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre - patrona nacional -. ? Es oportuno cuando el Gobierno niega materiales de construcción a más de un millón de cubanos sin techo y a muchos más amenazados del próximo derrumbe de sus hogares?

El santuario actual del Cobre, población de Oriente cercana a Santiago de Cuba data de los años 20, su reparación coincidiría con los 400 años del hallazgo en la Bahía de Nipe de la imagen de bronce que flotaba sobre una tabla con el letrero:"Yo soy la Virgen de la Caridad".

En Cuba la construcción y reparación de templos es controlada por el Estado como autoridad inapelable que las autoriza o niega, único vendedor de materiales, único contratista y único juez de las quejas por incumplimiento del contrato.

Según cifras oficiales hay medio millón de cubanos sin viviendas - 1 millón según cálculos más creíbles - porque el Estado lleva 50 años alegando carecer de recursos para cumplir sus planes constructivos y de reparación.

Cientos de miles que perdieron sus hogares se hacinan en condiciones infrahumanas en villas-miserias construidas por el Estado donde esperan desde hace años (algunos 10 o 12) que el Gobierno les asigne una vivienda. Otros miles se hacen casuchas con tablas de desecho y cartones.

Según el último censo de población, existen un millón y medio de bohíos (chozas con techo de hojas de palma) el triple que cuando triunfó la Revolución en 1959 con la promesa de Castro de dar una "vivienda decorosa a cada cubano" y acabar con los bohíos.

Estos cálculos son anteriores a los huracanes que significaron un gran desastre nacional y más pueblo sin techo o habitando casas ruinosas.

Por no mencionar a todas las ciudades, La Habana, "patrimonio histórico de la humanidad", se derrumba sin remedio sobre unos tres millones de habitantes. Es imposible al Gobierno repararla u ocultar el estado ruinoso de su capital.

Los materiales que asigna a las iglesias se los vende a precios onerosos en moneda extranjera, y con exigencias más costosas de sumisión política.

Con frecuencia las reparaciones son deficientes e imposible la reclamación de perjuicios o estafas: Como es el caso de la parroquia de el Buen Pastor de Jesús del Monte - Monumento Nacional - con filtraciones por mala colocación del techo en los años 70, y en los 2000 - al par de meses de inaugurada y al primer aguacero - se derrumbó una gruta capilla, decapitando la imagen de la Virgen de Lourdes. El permiso para reparar su campanario coincidió con el permiso del párroco y de Monseñor Jaime Ortega para que las autoridades municipales celebren un concierto anual en el mismo recinto del templo - cuando es costumbre allí, por respeto al templo, que actos similares de la parroquia se efectúen en otros locales y patios.

El Gobierno autorizó a construir un seminario en Las Villas, pero después que S.S. Juan Pablo II bendijera la primera piedra en 1998 todo quedo paralizado.

Comprensible que el clero desee reparar los templos, pero ello significa que el Estado niegue materiales al pueblo para privilegiar a la Iglesia con su venta a precios de extorsión.

El Estado crea a los sacerdotes cierta categoría ambigua como de "diplomáticos extranjeros" con pequeños privilegios de viajar y construir, y los sacerdotes se acomodan en esa condición que separa sus intereses de los del pueblo y sirve al Estado para chantajearlos.

Cuando el anuncio de la gravedad de Fidel Castro, el primado de la Iglesia en Cuba, Monseñor Jaime Ortega, a nombre de los obispos, llamó a orar por el dictador y a algo muy ajeno a la oración: a "conservar el orden".

Acepten sus desventajas bajo ese "orden" que significa no poder construir, la prisión del 1% de la población en condiciones infrahumanas, fusilamientos con fin de escarmiento, la prohibición desde 1961-62 de que los sacerdotes visiten a los presos para brindarles los sacramentos - ni siquiera a los moribundos y condenados a muerte -. "Orden" en que dos sacerdotes españoles fueron torturados y asesinados presumiblemente por ser extranjeros con privilegios y euros y porque la propaganda estatal durante 50 años hizo odiosos a los curas.

Desde que llego Cristóbal Colon en ninguna guerra, revolución, ni venganza personal asesinaron a sacerdote alguno, ahora en 5 meses mataron a 2.

Ese es "el orden" en que los fieles carecen de capacidad económica para costear con sus donativos las necesidades de sus iglesias, estas se arruinan y el Gobierno, que eliminó la separación entre Iglesia y Estado, somete a los pastores manipulando sus necesidades.

La falta de techos para el 10% de la población y la imposibilidad de repararlos para el resto, crea impedimento moral para que las reparaciones de los obispos aumenten la escasez de materiales.

En el "sálvese quien pueda" cubano ningún grupo puede sentirse casta y buscar sus soluciones aparte. La Iglesia yerra al separar sus intereses de los del pueblo cuyo progreso es lo único que la hará rentable y libre.

Los pastores se dicen "apolíticos "que están sólo para predicar el Evangelio, pues hagan campaña apolítica porque el Estado no les prohíba más ejercer su deber con los presos.

Y por un orden verdadero en que los cubanos puedan vivir de su trabajo creando riquezas. Entonces la población próspera, comprará, comerá, construirá sus viviendas !y templos! Sin que la Iglesia mendigue al extranjero y al Estado, ni su privilegio insulte al pueblo. Esto sería evangelio !y conveniencia económica pura!

Escribió el obispo de Santiago de Cuba que el pueblo contribuirá con gusto a reconstruir "la casa de la madre de todos los cubanos".

Cuando el terremoto de 1755 destruyó Lisboa, el rey entregó una gran suma para reparar un convento, pero el convento continua en ruinas hoy porque las monjas prefirieron gastar ese dinero en alimentar a los pobres.

Dios quiere misericordia no templos de piedra. Ninguna madre quiere casa lujosa mientras sus hijos viven sin techo y en la miseria.

(La Habana, 1° de septiembre, 2009).

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