Por Dr. Darsi Ferrer, dir. Centro de Salud y Derechos Humanos ¨Juan Bruno Zayas¨.
La Habana, 7 de julio de 2006.
Solo primeros auxilios fue la asistencia que le dieron los médicos a Jorge Luís Ochoa luego de sufrir un accidente, al impactarse en su motocicleta contra un coche tirado por caballo, el pasado 19 de junio, en horas de la noche.
Llegó en extrema gravedad, con varios traumatismos corporales y una herida en el tórax por la perforación con una de las barras de hierro del carruaje, que amenazaba seriamente su vida y requería someterlo a una intervención quirúrgica.
Varias personas lo socorrieron y llevaron al instante para el cuerpo de guardia del hospitalito ¨Ramón Pérez Latour¨, institución de salud de la localidad de Antilla, en la provincia Holguín, donde sucedió el lamentable suceso.
Los médicos de familia, privados de la asistencia de especialistas para asumir ese tipo de casos, lo recibieron y tomaron las medidas paliativas a su alcance, además, notificaron a la central de ambulancias en la cabecera provincial para el traslado urgente del paciente.
En Holguín confundieron la dirección y enviaron la ambulancia para Mayarí, otro municipio de la provincia, y cuando retornó por el accidentado era tarde. A las pocas horas del infortunio Jorge Luís Ochoa murió sin alternativa para los galenos de hacer mucho por ayudarle.
Antilla es un municipio de unos 12 mil habitantes. El personal para cubrir las necesidades de salud de su población está compuesto por un especialista de medicina interna, un ortopédico, un cirujano, un ginecólogo y algunos médicos de la familia.
La carestía de profesionales y recursos causa múltiples molestias en los pobladores, entre ellas, las gestantes a término deben irse a parir para Holguín, a 80 Km. de distancia, o Banes, por no disponer en su territorio de pediatras.
Patologías oftalmológicas, neurológicas, psiquiátricas y otras, así como la realización de estudios complementarios específicos, obliga a los residentes del poblado a depender de la posibilidad de realizar las coordinaciones y desplazase a instituciones médicas lejanas.
Una vieja ambulancia constituye el total de vehículos para el traslado de enfermos, las otras tres que tienen hace tiempo están fuera de servicio por roturas, sin esperanzas de que las repongan por carros nuevos. Circunstancia que complica el movimiento de los pacientes remitidos a instalaciones dotadas de mejores recursos y nivel profesional.
No todo es negativo, meses atrás donaron un carro fúnebre al territorio y terminó el suplicio de llevar los fallecidos en camilla desde el hospital hasta la funeraria y la posterior desesperación por la espera de algún carro de zonas aledañas para conducir el cortejo al cementerio.
Estas condiciones no son exclusivas de este apartado rincón en el oriente del país, sino que constituye una expresión del listado de penurias propias de los territorios fuera de las ciudades. La asistencia médica en las urbes es deficiente, mientras prácticamente resulta inexistente en las zonas rurales.
Los dirigentes del gobierno en Antilla resaltan con orgullo el aporte de trabajadores de la salud del municipio a las misiones internacionalistas que mantiene la Isla en países del tercer mundo, como muestra solidaria de socorro a los más necesitados.
Colaboraron con esta información:José Ramón Herrera y Eliécer Consuegra, miembros de la Alianza Democrática Oriental.
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