Se va agotando la cuerda
del reloj de nuestras vidas,
la juventud ha quedado
en nuestra historia dormida.
Muchos años transcurridos
desde que dejé mi isla,
muchos años transcurridos
y como ruedas de viejas carretas,
nuestros huesos ya rechinan.
Esperanzas de regreso
flotan como una mentira,
en un mar que nos ahoga
mitigado por la brisa,
de ilusiones anidadas
en nuestras almas heridas.
Nos seguimos arrastrando
en un tiempo que termina,
nos seguimos arrastrando
esperando por el día
que se suceda el milagro,
y podamos regresar
a la tierra prometida.
Caminando nuestro exilio
con estoica valentía,
anhelando ese regreso
que yace en la lejanía,
esperando se produzca
del destierro la partida,
¡Se va agotando la cuerda
del reloj de nuestras vidas!
Cástulo Gregorisch
1/24/09
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