Friday, June 15, 2007

¨La tómbola de La Milagrosa¨.

Yusnaimy Jorge Soca
Activista, Centro de Salud y Derechos Humanos ¨Juan Bruno Zayas¨.


¡Mamá, mamá! Llévame a la tómbola de La Milagrosa, me dijo mi hijo muy emocionado; a tanto insistir quise complacerlo. ¡Al llegar vaya sorpresa la mía! Pensé que estaba en la cola de la carnicería cuando viene el cuarto de pollo una vez al mes, pero me limpié bien los ojos y no, no estaba allá, sino frente a la misma Iglesia.

Al mirar noté como los niños eran maltratados por las personas mayores, por el ansia que tenían de entrar para alcanzar el preciado tesoro. Digamos así, porque esos padres que estaban ahí disputando su entrada pensaban quitarse un enorme peso de encima, lograr alcanzar algunos zapatos o piezas de ropas, lo que sería un gran premio, pues así no tendrían que pensar en qué negocio hacer, si el sueldo no les alcanza, o qué robar para poder satisfacer las necesidades de sus hijos.

La mayoría de los presentes frente al hogar de Dios era de la raza negra y todos aparentaban tener malas condiciones de vida, me atrevo a asegurarlo por la vestimenta y los modales. Es increíble que estas personas a pesar de muchas ser fuertes, con deseos de trabajar, tengan que estar corriendo detrás de una limosna en la Iglesia.

¿Cuándo logré entrar al recinto que encontré? Unas mesas llenas de abrigos, ¡como si en Cuba hiciera tanto frío!, y algunos pulloveres que a penas le servían a los infantes. Muchos padres salieron insatisfechos, pues los que pensaron resolver un problema poca caridad encontraron de regalo.

Es muy bueno resaltar la importancia de las acciones humanitarias que realizan en las Iglesias, pero deberían tratar de ser más coherentes con respecto a las necesidades mínimas de los infantes, porque se corre el riesgo de dañar las fantasías e imaginación de los pequeños.

Estando en la entrada escuché a varias muchachitas decir: ¨ojalá me regalen un par de zapatos para salir porque los que tengo ya no dan más¨, otra: ¨voy a rezar para que me den unos jeans, porque este pantaloncito ahorita sale caminando solo¨; pero que decepción para ellas y la mayoría de los niños esperanzados de recibir alguna solución a sus problemas.


Los regalos consistieron principalmente en abrigos, para morir de calor en el eterno verano de Cuba. Después de tantas ilusiones en sus mentes infantiles y de tanto sacrificio para entrar a la iglesia, la decepción de salir a penas con nada.


Si en Cuba, como ocurre en la mayoría de los países, se le pagara un sueldo apropiado a las personas, estas no tendrían que estar matándose para alcanzar una muda de ropa que poco satisface sus necesidades.


Sabemos que las Iglesias también son víctimas de este régimen totalitario, ya que el estado siempre trata de impedir su labor social, incluso quitándoles los recursos que les envían desde el exterior. Si les llegan dos contenedores de ropas, por lo general, uno tienen que dárselo al estado y así sucesivamente, pero lo que deben hacer es traer o dos contenedores de ropa buena o darle el que contiene en su mayoría abrigos al estado, y así quedan bien con ellos y con el pueblo humillado.

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