Wednesday, December 10, 2008

Una ola de supervisiones

Por Sinue Escolarte.
La Habana, Cuba.
sinuescolarte@gmail.com


En los inicios del proceso revolucionario cubano aun vigente, la total entrega del pueblo y su absoluta obediencia ante el nuevo mandato, generada por el rechazo a la dictadura y por la popularidad emanada de los actuales dirigentes, nos ofrecían una imagen de seguridad. Se había roto con un modelo económico y político para implantar otro diferente, opuesto en sus concepciones, lo que ponía a la luz, el desconocimiento y la inexperiencia tanto de los que dirigían, como de los que debíamos enfrentarlo y hacerlo crecer. Esto, facilitó que las respuestas ante las ordenes gubernamentales se aceptaran inmediatas y sin replica, si se deseaba alcanzar rápidamente, el objetivo bien lejano en ese momento y no logrado todavía hoy, dando la incorrecta impresión de parecer disciplina, pero realmente, eran imposición, obediencia y mas adelante... miedo.

Se planteaba que lo primero era hacer [las ordenes se cumplen, no se discuten] y luego pensar.Ya desde aquí se iniciaba la manipulación emocional del pueblo. Así lo demostraban aquellas consigna con las que nos arrebataban la iniciativa y los derechos. Fidel, Fidel, dinos que otra cosa tenemos que hacer. Sobra el comentario. Fidel, Fidel, siempre cumpliremos con nuestro deber. ?Cual era nuestro deber¿, tampoco lo teníamos claro. Cumplir con el deber, era simplemente eso, obedecer.

La disciplina, es el acatamiento de leyes establecidas previo análisis y aprobación de los mismos que las crearon, sobre todo en lo moral. En el caso actual, se había roto con una forma de disciplina, para crear otra, sin construir sus nuevas bases, sin el análisis ni la aprobación de los que deberíamos cumplirlas.Ya comenzaba aquí el estado, a ser juez y parte. El jefe, siempre respondiendo a la doctrina del único partido, a una sola ideología, guiaba dando las ordenes, de lo que parecía mejor para ellos y para el pueblo y este desconocedor y apasionado, ciegamente cumplía. Seguía esto sin ser disciplina. Se creía en aquel entonces, en el bloqueo y sus efectos sobre nuestras vidas, en el daño de la política imperialista y se esperaba con mucho amor y sacrificio, que el resultado demostrara que valía la pena.

Pero no ha sido así y tras múltiples y diferentes intentos con un rígido modelo totalitario, con una superdictadura, no se ha conseguido el bienestar mínimo que se prometió, incrementadote por el contrario, la escasez y la pobreza.

El trabajo en equipo imprescindible en el mundo moderno para conseguir el éxito, en una empresa tan grande y difícil como es elevar el nivel de vida de los habitantes de un país, no existía ni existe. Solo una cabeza pensaba, solo una daba las nuevas ordenes, solo una tenia también la mayor responsabilidad sobre lo que somos y tenemos hoy. El parlamento solo a servido para... el lamento.

Pero sabiendo hacer las cosas, sin alardes ni petulancias, los de la cúpula se favorecían amparados por sus propias leyes y escondidos tras ellas, disfrutaban de sus privilegios que llegaban hasta sus familiares y allegados. La gran mayoría trabajadora, poniendo todo su empeño para alcanzar las metas, no veía esto y seguía luchando para el bien de todos, por tal de mantener la igualdad, que nunca existió y aquella esperanza, la misma que todavía hoy, nos invita a esperar los próximos cambios recién anunciados. Lo importante era salir adelante juntos, como buenos amigos, mejores hermanos y excelentes compatriotas.

Poco a poco se fueron ampliando los ocultos ¨¨beneficios¨¨, para los dirigentes de menor rango, haciéndose mas visibles las bien camuflajeadas desigualdades, desarrollándose así, el desvío de recursos, la malversación y el robo que paulatinamente y en la medida que empeoraba el nivel de vida, aumentando la escasez y el hambre, iba creando un grado de corrupción, cada vez mayor, indetenible, canceroso, metastasico. La conciencia a la que se apelaba constantemente y que en algun momento surtio efecto, ya no existe, se enfermó, esatá enferma, tiene hambre tambien y necesita saciarla.

La cantidad de directores, administradores y jefes cumpliendo condenas, se puede fácilmente calcular, por el numero de ellos en altos puestos y que a lo largo de todos estos años, hemos visto rodar sus cabezas. Han sido unos cuantos. Los que cooperan escapan de las rejas, pero son destronados, algunos para con un tiempo de silencio, regresar por otras vías, cerca de las anteriores alturas. Son los que se caen para arriba. Otros pasan a la disidencia o no se sabe mas de su paradero. Mientras solo robaban los jefes, no se hacia tan evidente la corrupcion. No mas se sumó el pueblo y se generalizó ante los ojos de todos.

Es así como se deja ver, que aquello que parecía disciplina, no era otra cosa que imposición y obediencia, apoyándose en las obligadas concesiones gubernamentales para sostenerse en el poder y se va relajando primero y degenerando después, apareciendo la indisciplina laboral ligera, luego la moderada y finalmente la severa, siempre paralelas a la elevación de los niveles de corrupción e intercalada con la perdida de la educación formal que traíamos sembradas por nuestros padres y abuelos, demostrada por el respeto a las personas mayores y la casi nula utilización de las palabras llamadas ¨¨malas¨¨,que hoy, en boca del hombre nuevo, nacido con la revolución, reforzadas por la vulgaridad creciente y la mediocridad derivada de estos sistemas, se han convertido en ¨¨buenas¨¨, usuales, para con ellas, argumentar las razones de las frecuentes indisciplinas sociales y laborales que no hay ya quien consiga detener, inundadas entre los bajos salarios, los altos precios del mercado y la desigualdad en aumento, que entre otras cosas se estimula con la presencia de tres monedas circulando y la nueva posibilidad de adquirir artículos que están fuera del alcance de la inmensa mayoría del pueblo.

En medio de esta profunda crisis de poder y su influencia social, puesta en evidencia no solo por los casi 50 años transcurridos sin resultados. Por las miles de quejas recogidas en asambleas laborales y escuchadas en todas partes. Por el ilimitado numero de cubanos que de una u otra forma consiguen salir pudiendo ver y comparar otros sistemas y maneras de vivir, así como el incremento de la facilidad con que por diversos medios nos llega información libre, lo que permite una visión mucho mas amplia del futuro, en medio de todo esto, se reinicia una ofensiva contra las diferentes formas de indisciplina a las que de paso se les achaca parte de la culpa de lo dramático de nuestra actual situación. El estado no tiene nada que ver con las indisciplinas, que no facilitan el avance del proceso revolucionario y que por eso, hay que erradicar con constantes y exigentes supervisiones.

Las calles destruidas y embasuradas, los edificios apuntalados, las fachadas sucias, los hospitales cayéndose, sin ascensores, ni baños o con salideros y cucarachas, los comercios con pésimo aspecto. Nada será culpa de nuestro sacrificado estado, todo lo será, de la indisciplina social, del pueblo, como si el estado no fueras un padre o educador, como si no hubiésemos aprendido a ofender y gritar con el, como si no hubiera sido el, quien nos enseñó a robar de manera tan amplia a todos los niveles y sin limites.

Pero si no se hace algo para frenar las tantisimas indisciplinas laborales y sociales que vemos a diario, no se percibirá, ni la preocupación, ni la autoridad del estado, la imagen del modelo dañada ya para los mas ciegos, empeorara y las consecuencias serán fatales primero para el gobierno, luego para el pueblo. Hay que detener esa muchedumbre de trabajadores informales que vendiendo de todo en las calles demuestran lo inutiul de laborar para el estado y lo frecuente del desvio de recursos inadmisible en un pais socialista. Pero también la irritación de los que vemos la realidad y culpabilidad estatal con impotencia, nos puede en algún momento hacer explotar. De ahí la nueva ola de represión iniciada hacia los disidentes que después de tanta fanfarrea nada se hizo contra ellos por falta de razón, pero aumentó la alerta, siempre reactiva en nuestros cerebros, para que no razonemos y solo pensemos en sobrevivir. Para que veamos menos la verdad, con mas miedo.

Se reinicia una ofensiva contra toda clase de indisciplina, sin los debidos cambios que desarrollen, el compromiso personal, el mismo que surge de la perspectiva, de las ilusiones, del bienestar, de la mejoría, de la libertad, todo lo cual, contribuye a la recuperación de los valores perdidos, con medio siglo de absolutismo y pobreza. Se pretende retrotraer la disciplina con ¨¨muela¨y coacción, con el mismo miedo sembrado en nosotros, desde siempre.

Ningún gobierno tiene que solicitar ni disciplina, ni mayor esfuerzo y sacrificio de parte del pueblo, para que alcancen mejorías en sus vidas, con lo cual, nos culpan indirectamente, evadiendo el, la responsabilidad que tiene su modelo en este asunto.

El ser humano que se siente moralmente motivado, estimulado y materialmente recompensado cuida su estatus social, cumpliendo con todo lo necesario para mantenerlo, entonces difícilmente incurra en indisciplinas laborales.Y las sociales, el sabe lo que le cuesta cuando hay quien las hace cumplir. Pedirle al pueblo que combata las indisciplinas sociales, es nuevamente enfrentarlos entre si y hacerles el trabajo a quienes les corresponde, siendo su obligacion, el cumplimiento de las leyes.

A los cubanos que nos falta todo esto, nos a llevado a un estado de indiferencia crónico y mantenido, debido al poco interés que generan los centros laborales, sus comedores, sus baños, sus salarios y sus pocas comodidades y facilidades en general y las remotas posibilidades de mejoría esperada. Cuando el trabajador siente el bienestar emanado de su labor, ese mismo bienestar, le impide dañar ninguna propiedad estatal o particular y agredir a otros, en su afán por conseguir lo que no tiene, que lo puede adquirir normalmente con su salario. El cubano, hace mucho que no conoce el bienestar y la comodidad, ni en su casa, ni en sus calles, ni en su centro laboral.

Entonces,resulta facil darse cuenta que las indisciplinas, se engendraron con el cambio del sistema, hacia la actual autocracia que no garantiza nada y se manifiesta incapaz de alcanzar mejoras. Por eso, dudo mucho que sean recuperables después que todos sabemos claramente, que las pagas son insuficientes y que no hay forma de elevarlas, que tenemos que seguir luchando por nuestra cuenta para sobrevivir con las tres monedas circulando, por que el estado, lo que nos sigue pidiendo es sacrificio y esfuerzo, cada vez con menos esperanzas de avanzar, por lo que ya hacemos oídos sordos abiertamente.

No mas justificaciones ganadoras de tiempo que nuevamente hagan olvidar los compromisos contraídos con el pueblo. Basta de manipulación. La única solución de mejoría de las disciplinas son los cambios que permitan que esa necesidad de tenerlas, sea espontánea para disfrutarlas de verdad. Las disciplinas están secuestradas por el modelo que hoy nos dirige, por eso, es a el, al que hay que modificar, tanto, que podamos apreciarlo diferente y capaz, para que no haya que exigirle, de las disciplinas, su rescate.

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